El presidente Pedro Castillo empieza sus funciones como jefe de Gobierno en un contexto de recuperación económica; cabe detallar que nos encontrábamos a inicios de la vacunación contra el COVID-19. Sin embargo, la coyuntura política perjudicó aún más la confianza empresarial y la de los consumidores; considerando que el entorno internacional está sujeto a presiones inflacionarias y riesgos de recesión.
Situación económica en el 2021
Castillo asumió la presidencia cuando la economía mostraba síntomas de recuperación debido al creciente consumo, inversión pública y privada. Asimismo, el alza de los productos de exportación como el precio del cobre y avances en el proceso de vacunación motivaron el crecimiento económico del país.
No obstante, el confinamiento obligatorio evidenció grandes problemas estructurales que debían ser atendidos por el nuevo gobierno de turno. El nivel de empleo había mejorado; sin embargo, sus condiciones no eran las adecuadas en comparación con los niveles pre pandémicos. Asimismo, en junio del 2021, se evidenció el impacto de eventos externos a través de los altos niveles de inflación y depreciación de nuestra moneda.
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Castillo en el cargo
En su primer año de gobierno, el poder ejecutivo liderado por el presidente Castillo afectó en lugar de solucionar las debilidades de la economía. Un claro ejemplo:
- El aumento de la RMV desencadenó un mayor nivel de desempleo e informalidad.
- La inversión pública se redujo en 1,1% dado un menor nivel de ejecución del gobierno.
- Las medidas de gasto (aplicar bonos, incrementar remuneración a docentes) no tienen un impacto sostenible sobre la estabilidad y crecimiento del país
- La incertidumbre política ha desincentivado las expectativas empresariales (15 meses en negativo)
- La alta inflación ha generado desconfianza en el gobierno.
Panorama actual
La economía peruana está pasando por una situación complicada. Si bien es cierto, la economía ha crecido debido a la flexibilización de las restricciones sanitarias a las empresas, el consumo ha acompañado ese crecimiento por medio de ahorros, lo cual no es sostenible a largo plazo. El ahorro privado ha pasado de ser 24% del PBI a 14% del PBI del 2020 al 2022, respectivamente.
Asimismo, la reducción de inversión ha dificultado la creación de empleos formales e incrementado la informalidad. Según las cifras de Apoyo Consultoría, el 55% de los limeños cree que su situación económica ha empeorado y no espera que mejore.
En un contexto internacional, tanto la contracción económica de China como la guerra en Ucrania han impactado negativamente la economía peruana. El precio del cobre se ha reducido un 30% perdiendo oportunidades de atraer más inversiones. Además, según el IPE, se estima una caída de la inversión privada de casi 5% en el segundo semestre del año.