El 19 de diciembre de 2024, el presidente ruso, Vladimir Putin, celebró su tradicional conferencia de prensa anual, un evento que se ha convertido en un ritual mediático y político en Rusia. Durante cuatro horas y media, un periodo considerable incluso para los estándares de Putin, el mandatario respondió a una amplia gama de preguntas formuladas tanto por periodistas acreditados como por ciudadanos rusos, abordando temas de política interna, economía y asuntos internacionales.
Este formato, que permite una interacción directa, aunque controlada, con el público y los medios, busca proyectar una imagen de transparencia y cercanía con las preocupaciones de la población, al mismo tiempo que permite a Putin reforzar su narrativa sobre los principales desafíos y logros de su gobierno.
Conflicto en Ucrania: Una mirada retrospectiva
Putin reafirmó con contundencia su postura sobre la invasión a Ucrania, que dio inicio en febrero de 2022 y que ha marcado un punto de inflexión en las relaciones internacionales y la seguridad europea. En una declaración que revela su visión estratégica y su disposición a emplear la fuerza militar para alcanzar objetivos geopolíticos, Putin afirmó que, de haber tenido la oportunidad de retroceder en el tiempo, habría ordenado la operación militar incluso antes. Según él, esta acción, lejos de debilitar a Rusia, la ha fortalecido, consolidándola como un país «verdaderamente soberano» y dotándola de las capacidades militares que él considera «las más fuertes del mundo».
Respecto a las incursiones ucranianas en la región rusa de Kursk, Putin se mostró confiado y determinado, asegurando: «Los expulsaremos sin dudarlo», aunque evitó dar un cronograma específico para esta contraofensiva. Además, lanzó un desafío a las potencias occidentales, invitándolas a poner a prueba sus sistemas de defensa aérea contra los nuevos misiles hipersónicos rusos, una clara demostración de fuerza y una señal de la confianza que tiene en el armamento desarrollado por la industria militar rusa.
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El asesinato del general Kirillov y la seguridad interna
El reciente asesinato del teniente general Igor Kirillov, una figura clave en la estructura militar rusa como jefe de las Fuerzas de Defensa Nucleares, Biológicas y Químicas, fue abordado por Putin con seriedad. Calificó el incidente como un «gran error» por parte de los servicios de seguridad rusos, evidenciando una inusual autocrítica y un reconocimiento de las fallas en la protección de altos mandos militares. Kirillov fue asesinado en Moscú mediante una bomba colocada en un scooter eléctrico, un método que sugiere una operación sofisticada y bien planificada, atribuida a grupos ucranianos.
Este suceso no solo representa una pérdida significativa para el ejército ruso, sino que también pone de manifiesto la vulnerabilidad de la seguridad interna en Rusia. Putin enfatizó la necesidad imperiosa de mejorar la eficacia de los servicios de seguridad y de inteligencia para prevenir futuros ataques de esta naturaleza, subrayando la importancia de proteger a las figuras clave del gobierno y del estamento militar.
Siria: Reconfiguración del poder y los intereses rusos
En relación a la situación en Siria, Putin adoptó una postura firme y optimista, negando categóricamente que el reciente derrocamiento del presidente Bashar al-Assad, un aliado clave de Moscú en la región, representara una derrota estratégica para Rusia. «Hemos logrado nuestros objetivos», afirmó Putin con convicción, sugiriendo que la intervención militar rusa en Siria, iniciada en 2015, ha cumplido con los propósitos estratégicos del Kremlin.
Además, anunció que planea reunirse próximamente con Assad, una señal clara de que Rusia sigue comprometida con el mantenimiento de su influencia en Siria, a pesar del cambio en el liderazgo. A pesar del evidente reordenamiento del panorama político sirio, Putin insistió en que Rusia continúa comprometida con la protección de sus intereses estratégicos en la región, que incluyen el mantenimiento de bases militares y la contención de la influencia de potencias rivales.
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Indicadores económicos: Luces y sombras
En el ámbito económico, Putin destacó con optimismo algunos indicadores que, según su interpretación, reflejan la fortaleza y la resiliencia de la economía rusa frente a las sanciones internacionales y la volatilidad global. Mencionó un crecimiento económico proyectado del 4% para el año 2024, una cifra significativa en el contexto actual, y un nivel de desempleo que se mantiene bajo. Sin embargo, reconoció la existencia de desafíos importantes, en particular la elevada inflación, que ha alcanzado el 9.3%, un nivel que genera preocupación entre la población rusa.
Este incremento sostenido en el costo de vida ha impactado negativamente en el poder adquisitivo de los ciudadanos y ha afectado el acceso a servicios básicos esenciales, como la atención médica. Putin admitió que la inflación es un problema que requiere atención urgente, aunque no ofreció soluciones concretas más allá de las medidas ya implementadas por el Banco Central.
Relaciones con Estados Unidos: ¿Hacia una nueva era?
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, Putin expresó una calculada disposición a dialogar con el presidente electo Donald Trump, una figura con la que ha tenido una relación compleja y con quien no ha mantenido contacto directo en más de cuatro años. Afirmó estar «listo» para entablar conversaciones, en un contexto marcado por las fuertes tensiones entre ambos países, exacerbadas por el conflicto en Ucrania, las acusaciones de injerencia electoral y las disputas sobre el control de armamentos. Esta declaración de intenciones de Putin, aunque cautelosa, sugiere una posible apertura hacia una nueva fase en las relaciones bilaterales.
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Negociaciones con Trump: Rechazando la debilidad
Al ser consultado sobre si la actual situación, con una economía impactada por la inflación y una guerra en curso, podría interpretarse como una posición de debilidad ante una eventual negociación con el presidente electo Donald Trump, Putin rechazó tajantemente esa idea. Afirmó que, desde el inicio de la invasión a Ucrania, Rusia ha emergido como un país «mucho más fuerte» y que está dispuesta a negociar sin condiciones previas.
Enfatizó que su país no se encuentra en una posición vulnerable y que cualquier acuerdo debe ser mutuamente beneficioso y duradero. «Estamos preparados, pero la otra parte tiene que estar preparada tanto para las negociaciones como para los compromisos», declaró Putin, dejando claro que no aceptará una simple tregua temporal en Ucrania. Esta firmeza en su postura sugiere que Putin busca proyectar una imagen de fortaleza y control, incluso en un escenario de potenciales negociaciones con una figura como Trump, conocida por su imprevisibilidad y su estilo negociador agresivo. La insistencia de Putin en una «paz a largo plazo» indica que no está dispuesto a ceder terreno fácilmente y que cualquier acuerdo deberá satisfacer los intereses estratégicos de Rusia.
Un futuro incierto
La conferencia de prensa de Putin dejó patente su firme determinación en temas clave de política exterior, como la continuación de la ofensiva en Ucrania y el mantenimiento de la influencia rusa en Siria. Asimismo, puso de manifiesto su intención de proyectar una imagen de fortaleza económica y militar, a pesar de los evidentes desafíos internos y externos.
Las decisiones que tome el Kremlin en los próximos meses, particularmente en relación con el conflicto en Ucrania y la evolución de la situación en Siria, tendrán un impacto significativo en la dinámica geopolítica y en el equilibrio de poder a nivel regional y global. La situación económica interna también requerirá una atención continua por parte del gobierno ruso para abordar las crecientes preocupaciones ciudadanas sobre la inflación y el acceso a los servicios públicos.