En la víspera de Navidad de este año, más de 35 personas fueron asesinadas en Myanmar. Entre los muertos se encontraron mujeres y niños, además de dos trabajadores humanitarios de la organización Save the Children. Testigos y medios locales culpan de la masacre a las Fuerzas Armadas de la junta militar que gobierna el país.
La nación se encuentra en caos desde el golpe de Estado de febrero, cuando el ejército sacó del poder a Aung San Suu Kyi. Desde entonces, varios grupos han empezado a protestar en contra del nuevo gobierno militar o incluso combatirlo. Esto ha provocado que las Fuerzas Armadas lancen una campaña fuerte de represión e incluso una «operación de limpieza étnica», según la oposición.
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La masacre
El sábado al mediodía se encontraron automóviles quemados y destruidos con al menos 35 cuerpos carbonizados dentro de ellos, en una carretera en el estado de Kayah. Los restos fueron encontrados por combatientes de una guerrilla en contra de la junta militar después de que escucharon de un ataque en el área. Los combatientes, otros testigos y la oposición, afirman que el ejército bloqueó el acceso a una localidad cercana, atrapó a los residentes tratando de escapar y los incineró. Fotos satelitales confirmaron un incendio en el área al mediodía el viernes de noche buena.
El gobierno militar anunció en un breve comunicado de prensa que el Ejército había matado a un número indeterminado de terroristas armados ese viernes. Según medios estatales, el combate se realizó después de que el grupo Fuerza de Defensa de las Nacionalidades Karenni (KNDF, por sus siglas en inglés) se negara a detenerse en un control rutinario.
La provincia de Kayah es donde las guerrillas primero empezaron a enfrentarse militarmente contra la junta militar. La región tiene varios grupos como comunidades cristianas y la etnia Karenni, la cual es mayoritaria en Kayah. Este grupo ha luchado contra el gobierno central por más autonomía durante décadas y la zona frecuenta varios enfrentamientos armados entre ellos. La KNDF aseguró que las víctimas de la masacre no eran parte de sus fuerzas.
El conflicto armado también se ha extendido a la región vecina de Karen. Esta tiene frontera con Tailandia, donde el grupo rebelde Unión Nacional Karen también está plantando cara a la junta militar. Este mes, el ejército también organizó ataques aéreos en la región. Hechos que han causado que más de 10 mil personas huyan de la provincia. De estas, 4 mil 200 entraron a Tailandia según el gobierno de esta nación.
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Reacción internacional
La comunidad internacional se ha mostrado horrorizada por este ataque, el cual dejó fallecidos a dos miembros de Save the Children. Inicialmente la ONG enfocada en el bienestar de los niños dijo que los dos miembros estaban desaparecidos, pero sus restos fueron identificados hoy. La organización dio una declaración condenando el ataque e informó que los dos muertos eran nuevos padres. También detendrán sus labores en 3 regiones del país, incluidas Karen y Kayah.
«Estamos horrorizados por la violencia ejercida contra civiles inocentes y nuestro propio personal, quienes son trabajadores humanitarios entregados con su misión, que ayudan a millones de niños necesitados en todo Myanmar».
Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children
La ONU también se pronunció al respecto, condenando a la junta militar por esta última masacre. El secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios y coordinador de la Ayuda de Emergencia de la ONU, Martin Griffiths, se mostró horrorizado tras oír de la matanza y dio una declaración. Adicionalmente, llamo a las autoridades a investigar lo sucedido.
La embajada de los Estados Unidos en Birmania (antiguo nombre de Myanmar) se empatizó mostrando lo horrorizada que estaba por este «ataque barbárico». También dijo que ejercería presión para que los perpetradores rindan cuentas por su responsabilidad por la masacre.