Hace 20 años se realizaron dos ataques terroristas que cambiaron el mundo. Sin embargo, los analistas todavía se sorprenden como los servicios de inteligencia americanos no se dieron cuenta de lo que se estaba planeando. Para los Estados Unidos no era secreto alguno las actividades islámicas en Egipto, Pakistán o Afganistán. Fue del último de donde salieron los llamados «Árabes Afganos» que combatieron al invasor soviético junto con los muyahidines apoyados por los Estados Unidos en Afganistán. Estos fundamentalistas islámicos regresaron a sus países de origen al final del conflicto y esparcieron la idea de Yihad global.
Realmente los nombres más relacionados con los ataques eran conocidos por los servicios de inteligencia de la región. Osama Bin Laden, su sucesor Ayman al Zawahiri y el presunto planificador de los ataques Jalid Sheij Mohamed ya eran conocidos por la CIA. En los noventas, un funcionario del FBI había encontrado un archivo sobre el financiamiento de «causas islámicas». En este el nombre de Bin Laden figuraba como el líder de una red de financiamiento.
El funcionario del FBI, Dan Coleman, había advertido a sus superiores de que algo se estaba planeando. Recién en 1996 un equipo mixto del FBI y CIA se le fue concedido para vigilar al infame líder de Al Qaeda. Un plan fue propuesto por Coleman en 1997 para capturar a Bin Laden, pero no fue aprobado. Esto tal vez pudo haber detenido los atentados contra embajadas de Estados Unidos en África en 1998. Los yihadistas fueron vigilados después de esto pero con resultados mediocres según cables desclasificados.
Múltiples Advertencias
Antes de los ataques el 11 de septiembre, varias advertencias sobre los ataques en incluso del uso de aviones se habían dado. La CIA reportó al entonces Presidente Bill Clinton en 1998 que Al Qaeda se estaba preparando para ataques en los Estados Unidos que podría incluir el secuestro de aviones. Ahmad Shah Massoud, líder de una alianza anti talibán, le comunicó al Parlamento Europeo que sus agentes tenían conocimiento limitado de un ataque inminente de gran escala en los Estados Unidos. Al Qaeda asesinó a Massoud dos días antes de los ataques.
Varias fuentes de inteligencia Británica también informaron a sus contrapartes Americanas sobre posibles ataques en 2001. Ese año varios reportes de la CIA y la Casa Blanca advertían de un gran ataque, sin embargo el como y cuando eran desconocidos. Un agente del FBI reporto en julio que varios individuos sospechados de estar conectados con Al Qaeda estaban tomando clases de aviación en Arizona. La última advertencia vino el 6 de agosto cuando el FBI reporto que preparaciones para un ataque se estaban llevando a cabo.
9/11 como fallo de inteligencia
El fallo de reaccionar a las múltiples advertencias se pueden tomar como un fallo de las agencias de inteligencia Americanas. Un reporte de 1998, de nombre traducido como «Planificación de Osama Bin Laden para secuestrar un avión de EE. UU. y elusión exitosa de medidas de seguridad en el aeropuerto» explica algunas razones de este fallo. Las unidades antiterroristas de la CIA carecían de fondos para realizar investigaciones a fondo.
Además, la falta de coordinación entre las diferentes agencias contribuyeron a los errores. En julio de 2001 el director de la CIA informo sobre la posibilidad de un ataque. Sin embargo, el ministro de defensa y la secretaria de defensa nacional no estaban convencidos sobre el peligro. Expertos familiares con la comunidad de inteligencia también comentan que las varias agencias no habían sabido adaptarse a un mundo post Guerra Fría.
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