Es considerado el primer médico peruano en ocuparse de la atención profesional a los pacientes psiquiátricos, lo cual lo convierte en una figura ejemplar y destacada de la historia nacional. El 4 de marzo de 1829 nacía en Lima José Casimiro Ulloa. Sus padres, José Ulloa y Molina; un artesano que tenía su taller en el Banco del Herrador y doña Justa Bucelo.
Presentó algunos inconvenientes con respecto a su formación, ya que se le consideraba una persona de semblante mestiza y en aquella época dicha condición significaba la casi imposibilidad de desarrollarse normalmente en el ámbito académico. Sin embargo, posteriormente estudiaría bajo la orientación parroquial y continuaría en el Seminario de Santo Toribio adquiriendo una formación humanística.
También, fue discípulo predilecto del destacado médico Cayetano Heredia, quien le encomendó que realice estudios en la Sorborna de París. Después de eso, colaboró con Cayetano Heredia en la Facultad de Medicina de Lima, aplicando todo los conocimientos médicos adquiridos en Francia. De igual manera, fue secretario de la Facultad de San Fernando por durante 35 y su edad no le fue impedimento.
Desempeñó una labor sumamente relevante durante la Guerra del Pacífico, ya que fue nombrado Cirujano en Jefe del Ejército. Además, a causa de una de sus iniciativas más célebres pudo organizar una ambulancia civil, cuyo establecimiento y consolidación iniciaría la Cruz Roja Peruana.
Con el transcurrir del tiempo, decidió fundar La Gaceta Médica de Lima en el año 1885, la cual tuvo como objetivo elemental fomentar publicaciones oficiales relacionadas a la salud, mostrando el progreso y nuevas investigaciones en el campo médico. De esta forma, se pretendía contribuir con la actualización constante de la información médica vital para la sociedad peruana.
Ulloa falleció de modo inesperado a los 62 años en Arequipa, un 4 de agosto de 1891. Asimismo, fue escoltado a Lima por diversas naves oficiales a causa de su significativo aporte a la medicina nacional y su arraigado compromiso, el cual contribuyó con el bienestar de numerosas generaciones. Incluso, su nombre fue inmortalizado en el vigente Hospital de Emergencias José Casimiro Ulloa.