El 27 de septiembre de 2024, Hasán Nasralá, líder del grupo terrorista Hezbolá, fue asesinado en un ataque aéreo israelí en Beirut. Aviones de combate israelíes llevaron a cabo la operación y lanzaron un ataque sobre un búnker en el suburbio Dahieh, al sur de la ciudad. Este sitio, utilizado como cuartel general del grupo, se encontraba bajo un complejo de edificios residenciales, lo que causó múltiples bajas entre civiles y miembros de Hezbolá.
Nasralá, quien lideraba Hezbolá desde 1992, fue un importante aliado de Irán y figura clave en la resistencia chiita contra Israel. En los últimos meses, Hezbolá había intensificado sus ataques contra Israel en conjunto con los palestinos, en el contexto de las tensiones por Gaza. La organización interpretó este ataque como un golpe devastador, ya que enfrenta la pérdida de su principal líder y estratega.
Escalada regional
Tras el asesinato, Hezbolá confirmó la muerte de Nasralá y declaró que su lucha contra Israel no cesaría, prometiendo represalias. El ataque ha generado temores de una escalada más amplia en Medio Oriente, ya que tanto Israel como Hezbolá han mantenido una relación de constante tensión a lo largo de los años. La respuesta de Hezbolá no se hizo esperar, con el lanzamiento de cohetes hacia el norte de Israel pocos días después del ataque, lo que aumentó las preocupaciones sobre un posible conflicto de mayor escala. Israel ha intensificado sus operaciones militares contra Hezbolá desde octubre de 2023, en medio de un conflicto más amplio con las fuerzas de Hamas en Gaza.
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Implicaciones políticas y militares
El asesinato de Nasralá tiene profundas implicaciones en el equilibrio de poder en el Líbano y el resto de la región. Hezbolá, un grupo respaldado por Irán, ha sido una fuerza militar clave en la política libanesa y un actor crucial en la guerra civil siria. Su eliminación genera incertidumbre sobre el futuro liderazgo del grupo y la respuesta de Irán, que podría intensificar su apoyo a Hezbolá o tomar medidas más agresivas contra Israel.
Reacciones internacionales
El presidente estadounidense, Joe Biden, calificó el asesinato como «una medida de justicia» por las numerosas víctimas atribuidas a Nasralá y Hezbolá. Por otro lado, líderes como el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan condenaron el ataque y lo describieron como parte de una política genocida por parte de Israel. La respuesta desde Irán fue igualmente contundente; funcionarios iraníes prometieron venganza y declararon cinco días de luto nacional. El líder supremo iraní, Ali Khamenei, instó a los musulmanes a levantarse contra Israel, evidenciando la importancia estratégica que tenía Nasralá para Teherán como aliado en la región
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Israel continuará las operaciones militares
En el corto plazo, el asesinato de Nasralá podría llevar a una intensificación de los enfrentamientos en la frontera entre Israel y el Líbano, con un posible recrudecimiento de los ataques de Hezbolá y otras facciones militantes chiitas. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por las repercusiones en la región, particularmente en un momento de inestabilidad en otros frentes, como en Siria e Irak.
Israel, por su parte, ha dejado claro que continuará sus operaciones militares mientras considere que Hezbolá sigue siendo una amenaza activa. En este contexto, la posibilidad de una nueva guerra a gran escala no puede descartarse, aunque ambos lados han mostrado cierto interés en evitar una escalada total.
Declaraciones de Benjamin Netanyahu
Netanyahu calificó la eliminación de Nasralá como un «acto necesario» para garantizar la seguridad de Israel y avanzar en los objetivos estratégicos del país. Según Netanyahu, Nasralá era un «terrorista central» en la red de influencia de Irán en Medio Oriente, responsable de numerosos ataques y de orquestar planes para la destrucción de Israel. Este acto, afirmó el primer ministro, cambiará el equilibrio de poder en la región y permitirá el retorno seguro de los ciudadanos desplazados en el norte de Israel.
Las IDF confirmaron que el ataque, llevado a cabo mediante bombardeos aéreos en el sur de Beirut, fue dirigido específicamente contra un búnker subterráneo donde se encontraba Nasralá, quien llevaba más de tres décadas al mando de Hezbolá. El ejército israelí destacó que la eliminación de Nasralá es un paso decisivo para debilitar la infraestructura militar del grupo, debilitando así el apoyo de Hezbolá a otros actores en la región, como Hamas.
En términos de seguridad, las IDF han elevado el nivel de alerta en las fronteras norteñas de Israel, anticipando posibles represalias por parte de Hezbolá, que ya lanzó algunos ataques menores tras la muerte de su líder. Netanyahu envió un mensaje de advertencia a Irán, subrayando que responderán de manera contundente ante cualquier ataque a Israel.