El cardenal y arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto, se reunió el pasado 14 de marzo con el presidente Pedro Castillo en Palacio. El encuentro tuvo como objetivo impulsar cambios en el Ejecutivo que permitan la gobernabilidad y la estabilización del país. A su salida, Barreto afirmó que Castillo está iniciando «ese cambio de rumbo radical y lo informará en el momento que él estime conveniente». Asimismo, indicó que lo único que hace la iglesia es respetar la autonomía de la política.
El arzobispo enfatizó que el jefe de Estado es muy consciente de cómo ha sido asesorado de alguna manera “muy negativa”. Además, declaró que muy pronto el presidente «anunciará los cambios que pasa por un nuevo gabinete y un premier que no dependa ya del partido Perú Libre o de grupos del entorno del presidente Castillo». Las palabras del cardenal fueron un detonante dentro del partido Perú Libre, quienes cuestionaron la autoridad de Barreto en este tipo de situaciones y dejan una incógnita al aire: ¿cuánta relevancia tienen las figuras religiosas dentro de nuestro país?
Pedro Barreto: ¿enemigo de ambas partes?
Tras las declaraciones del cardenal Barreto, el secretario de Perú Libre, Vladimir Cerrón, aseguró que el único cambio de rumbo que puede hacer Pedro Castillo es hacia la izquierda. A través de su cuenta de Twitter, Cerrón señaló que, si el presidente está pensando en un nuevo Gabinete sin conocimiento del Consejo de Ministros, su bancada y su partido, solamente en complicidad con la Iglesia, estaría en un gran error político.
“¿Golpe eclesiástico? Si el cura aún no se ha enterado, hay un Partido que ganó las elecciones y el resto sería usurpación” cuestionó el secretario. De igual manera, criticó la intromisión del clero para elegir un premier o un gabinete, tildándolo de inaceptable.
En otro mensaje, Cerrón manifestó que el pueblo solo defenderá al Gobierno si implementa políticas a favor de los desposeídos, discriminados y explotados en la tierra y no en el cielo. Por otro lado, mencionó que el “Gabinete Barreto” solo garantizaría la convivencia subordinada del pueblo con sus explotadores creyéndolo natural y necesario.
No obstante, no es la primera vez que Barreto se ha envuelto en una disputa con un partido político. En 2019, el cardenal expresó que Fuerza Popular «nunca ha querido el bien del Perú» y que se dedicaba a trabajar bajo consignas y por motivaciones subalternas u otros intereses.
Dichas declaraciones enfurecieron a los congresistas del partido en ese año, donde incluso se exigió la renuncia del eclesiástico. “Por respeto a Dios, el cardenal debería renunciar, su función es eclesiástica, no política” afirmó Mario Mantilla, entonces congresista de FP.
Este reclamo también lo compartió Alejandra Aramayo quién sostuvo que Barreto no representaba a Dios, ni a su “palabra poderosa, su manejo justo, tan humano y misericorde”.
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Un cardenal aún más polémico: Juan Luis Cipriani
Si hablamos de clérigos, el más controversial de todos posiblemente sea el ex arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani. Según el libro “Cipriani como actor político”, el sacerdote representó un cambio en el liderazgo de la Iglesia Católica en el Perú. El escrito subraya que el también miembro del Opus Dei criticaba, opinaba y proponía iniciativas respecto a las coyunturas que atravesaba el país.
Es de conocimiento público que el cardenal estuvo ligado con el fujimorismo, e incluso, en ciertas ocasiones, le mostró su apoyo al mismo Alberto Fujimori. Tal es el caso del cierre del Congreso del año 92, el cual Cipriani tildó como positivo. El respaldo del entonces arzobispo de Ayacucho sería posteriormente reprochado por los demás obispos a raíz de los casos de violaciones humanas que se le atribuían al expresidente.
Pero su estrecha relación con Fujimori fue más allá de un trato entre autoridades. Distintas fuentes señalaban que el ex jefe de Estado consultaba los nombramientos de funcionarios para los principales cargos políticos y militares de Ayacucho con Cipriani, cuando este desempeñaba su rol de arzobispo en dicha región.
Hablando de hechos más recientes, Cipriani apoyó a Keiko Fujimori durante sus campañas electorales. El eclesiástico criticó y se mostró en contra de Ollanta Humala, cuando este era aún candidato a la Presidencia. Incluso, tuvo una pequeña discusión con Mario Vargas Llosa por un presunto apoyo a Humala. Por otro lado, el cardenal ofreció su casa para que se realizara un encuentro entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, con el propósito de dialogar y encontrar una armonía en la administración del país. Esto, luego del fracaso de Fujimori en la segunda vuelta presidencial del 2016.