El renovado Congreso de la República tendrá en su haber nuevos rostros en la coyuntura política. Como se recuerda, el 30 de setiembre del 2019, el cuestionado presidente, Martín Vizcarra, inquilino del Palacio de la República, quebró el orden constitucional, tras una inexplicable «negación fáctica» del Parlamento a su cuestión de confianza sobre la elección de magistrado del Tribunal Constitucional. De este modo, afirmó que sin seguir lo expresado por la Constitución Política se puedan realizar interpretaciones de esta misma. Habiendo pasado las elecciones, hemos de reflexionar respecto a la nueva conformación del Parlamento Nacional.
En primer lugar, un punto crítico será la recuperación de la institucionalidad del Poder Legislativo. Con un Congreso fragmentado con 9 bancadas cada una con ideologías distintas -o quizás sin alguna-, el equilibrio de poderes será inexistente y, por lo tanto, el Poder Ejecutivo tendrá carta libre para hacer y deshacer a su antojo, más aún cuando el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, afirmó que «se puede someter a cuestión de confianza los decretos de urgencia», develando de forma implícita que el Gobierno no quiere ser fiscalizado por su labor durante el interregno.
Otro punto al cual catalogo de crítico es la calidad parlamentaria: moral y profesional.
Moralmente estamos frente a un Poder Legislativo en el que existen representantes con acusaciones de homicidio y violación, como el virtual congresista más votado Daniel Urresti (584,655 votos), sentenciados penalmente por rebelión, sustracción de armas y secuestro, hasta legisladores sentenciados civilmente por violencia familiar y alimentos. Lo cual deja en evidencia que la solvencia moral no es una de las características para esta cámara de representantes.
Profesionalmente, coexisten 37 legisladores electos sin carrera universitaria o técnica y existe la notoria ausencia de economistas, debido a que solo hay 3, cuando las reformas en el ámbito económico son urgente, después de haber crecido solo 2.1 puntos porcentuales en el PBI el pasado 2019. En cuanto a experiencia, solo 12 virtuales congresistas han sido antes miembros del Congreso, algunos como Enrique Fernández Chacón (Frente Amplio) durante épocas de bicameralidad, otros como Martha Chávez, en tiempos de Alberto Fujimori.
El nuevo Congreso de la República no es mejor que el anterior, solo es menos «fujiaprista», aunque más frepapista y antaurista, por lo que asegurar que es mejor, como la población esperaba después del cierre ejecutado en setiembre del año pasado, es tendencioso. Solo queda esperar al inicio de la nueva legislatura y a una pronta mea culpa del electorado.
El único ganador de estas elecciones es Martín Vizcarra, quien con un Parlamento Nacional tan diverso y que carecerá de capacidad de llegar a consensos y actuar políticamente, podrá seguir aplicando su agenda reflejada en las políticas públicas.