El liderazgo de Truss en el Reino Unido llegó a su fin. Ayer, en horas de la tarde, Liz Truss anunció su renuncia al cargo como lideresa del Partido Conservador, y en su defecto, como primera ministra. A raíz de esto, la primera pregunta qué surge es, naturalmente, ¿qué sucederá ahora? Por ende, resulta necesario un balance de las certezas y posibilidades de las opciones en las que recae el futuro del liderazgo de dicho país.
El futuro de Liz Truss y del Partido Conservador
Lo más importante de resaltar es que, a pesar de haber anunciado su renuncia, esta no tiene efecto inmediato. Es decir, al cierre de esta edición, Liz Truss sigue siendo la primera ministra del Reino Unido. Esto sucede a través de un interinato («caretaker», en Inglés), el cual ocupará mientras su partido decide quien será su sucesor o sucesora.
Al momento, se espera que miembros de la Cámara Baja británica, pertenecientes al partido Conservador, presenten su intención de ser candidatos al liderazgo del partido. En tanto, para poder ser considerado como candidato, cada figura debe tener, cuanto menos, 100 parlamentarios de su bancada que apoyen su potencial candidatura. Posteriormente, los dos candidatos de mayor popularidad serán presentados ante la militancia de su partido. Esta votará y el ganador asumirá como líder del partido, y por consiguiente, el premierato.
Es, sin embargo, fundamental mencionar que todo este proceso debe suceder, de principio a fin, en un muy estrecho margen de tiempo. Las candidaturas deben oficializarse, a raíz del apoyo de 100 parlamentarios, el día lunes 24, y la elección que incluye a la militancia debe finalizar el próximo viernes 28. En este marco se espera, incluso, que los dos candidatos participen en un debate en la televisión pública británica. Si un candidato logra llegar a la barrera de los 100 parlamentarios apoyándolo, esta persona será automáticamente nombrada como líder y premier. Esto último, será posible sin una elección entre los miembros del partido.
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Los potenciales remplazantes
Los nombres que a esta hora se barajan para ocupar dichas candidaturas son, principalmente, tres. El primero que sale a la vista es el de Rishi Sunak, quien recientemente fue el contendiente de la todavía premier Truss. En los debates previos a dicha elección, Sunak, advertía sobre los potenciales riesgos que planes tributarios de su contrincante podrían significar para la economía británica. En segundo lugar, se encuentra Penny Mordaunt, quien actualmente preside la cámara baja en Westminster. Es importante mencionar que, esta semana, Mordaunt salió en defensa del gobierno, producto de los cuestionamientos que surgieron por el remplazo del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, hecho por la premier.
Finalmente, el tercer nombre, y posiblemente el más llamativo, es el de Boris Johnson. El flamante ex-premier, se vio forzado a renunciar en julio dados los serios cuestionamientos en su contra por nombramientos cuestionables en su equipo de gobierno, como por la organización de fiestas durante los meses más duros de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, Johnson sigue gozando de un nivel de popularidad dentro de su partido (y del parlamento). Esto último, permite poner su nombre entre los candidatos con mayores posibilidades de volverse el nuevo líder conservador.
Un cuarto nombre importante que se mencionó en su momento fue el del actual secretario de defensa, Ben Wallace, sin embargo, al medio día británico, anunció, en una entrevista al medio The Guardian, que prefiere permanecer en su cargo y descartó de la posibilidad de unirse a la carrera por el 10 de Downing Street, a la vez de confesar que tendería a apoyar la candidatura de Johnson.
La vereda de enfrente
Por su parte, el Partido Laborista, y su líder, Keir Starmer, se encuentran aprovechando del momentum político que la inestable realidad del oficialismo les ofrece. Stammer ha criticado ferozmente a la premier Truss (cuyo gobierno ha catalogado con un «enorme desastre») y a los gobiernos conservadores anteriores. Pero también, ha demandado que se llame a elecciones generales pronto.
A este pedido también se ha sumado la lideresa del Partido Nacional Escocés, y premier de dicho país, Nicola Sturgeon, pero es importante mencionar que la prerrogativa de convocar a comicios recae en quien ocupe el premierato, quien puede hacerlo hasta para enero del 2025. Adicionalmente, el «calculo político» de unas elecciones anticipadas resultarían de enorme beneficio para el Partido Laborista y en un desastroso desenlace para el partido de gobierno. Según una encuesta producida por la consultora TechneUK entre los días 19 y 20 de este mes, y publicada hoy, el Partido Conservador gozaría de un 22% de respaldo electoral, comparado al 53% que recibiría su opositor.
Un resultado de esta magnitud no solamente resultaría en la obvia pérdida del poder por parte del Partido Conservador, el cual se encuentra en esta posición desde su victoria electoral en mayo del 2010, sino también en una resonante y aplastante derrota por un margen porcentual de alrededor de 30 puntos, algo nunca visto en las elecciones británicas.