Desde hace más de una semana, una intensa ola de protestas ha dejado 72 muertos y más de 1 200 detenidos en Sudáfrica. Las manifestaciones iniciaron en la provincia de KwaZulu-Natal y se han extendido a Johannesburgo, así como a la provincia circundante de Gauteng y la ciudad portuaria de Durban.
Frente a ello, el Gobierno sudafricano ordenó la movilización del Ejército para apoyar a la Policía en la contención de los disturbios. Cyril Ramaphosa, actual presidente del país, también indicó que se tomarán acciones para proteger a todos los ciudadanos de la violencia.
La gravedad de los disturbios
Según expresaron las autoridades locales, muchas de las muertes se han producido durante las estampidas en los saqueos, donde miles de personas se encontraban involucradas. Ayer, el Primer Ministro de la provincia de Gauteng, David Makhura, confirmó el fallecimiento de diez personas durante una estampida en un centro comercial de Soweto. Con ello, la suma de fallecidos de su provincia asciende a 19. Además, Sihle Zikalala, Premier de Kwazulu-Natal, confirmó 26 muertes en dicha región.
En respuesta, a través de un comunicado, el Gobierno sudafricano expresó estar trabajando para asegurar el «orden público».
Las autoridades locales también aseguraron que los servicios de inteligencia locales han impedido el incendio de un hospital y de varios edificios gubernamentales.
«Podían haber sucedido muchas cosas (…) pero se evitaron gracias a haber proporcionado esta información , sobre la que actuó la policía. Lo que vemos ahora es lo que vemos ahora. Pero lo que no hemos visto se debe al trabajo de la agencia de seguridad del Estado y la Policía, la maquinaria ha trabajado a toda marcha».
Ayanda Dlodlo, ministra de Seguridad.
La causa de las movilizaciones
Las protestas empezaron tras el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma, condenado a 15 meses de prisión por desacato. El exmandatario se negó a declarar en un caso de corrupción durante su mandato, donde se investigan sus posibles vínculos con bandas de crimen organizado. El político de 79 años ha negado las acusaciones y espera que la Corte Constitucional Sudafricana reduzca o anule su sentencia.
Para analizar el tema, Diario El Gobierno se comunicó con el analista internacional Miguel Rodriguez Mackay, quien expresó que la condena al expresidente fue el detonante para una buena parte de la población sudafricana. No obstante, destacó que, en el fondo, es una situación que responde al golpe de la pandemia.
«La pandemia está poniendo en una psicología colectiva de vulnerabilidad permanente a los pueblos del mundo».
Miguel Ángel Rodriguez Mackay, analista internacional.
Además, el analista comparó el caso africano con las protestas en Cuba y Francia, explicando que el mundo está hipersensibilizado, y que más allá del desacuerdo con alguna medida, la ira colectiva está muy exacerbada.
¿Cuál es el futuro de Sudáfrica?
Según Miguel Rodriguez, Sudáfrica es uno de los países más relevantes del África subsahariana y explicó que, a pesar de los cuestionamientos, gran cantidad de la población salió a defender al expresidente. Para el analista, el futuro de ese país estará caracterizado por una serie de medidas judiciales que busquen una solución de este fenómeno social. «Estamos frente a un episodio bastante atípico, en el que, en caso se revierta la medida, se le podría devolver a Sudáfrica la tranquilidad que no tiene».
«La ola de protestas es muy fuerte, son más de 70 muertos y creo que seguramente podríamos ver medidas de procesos judiciales (…) Espero esto pueda ser revertido por la autoridad judicial, de otra manera, las tensiones seguirán acrecentándose»
Miguel Rodriguez Mackay.
Rodriguez Makcay también explica que «el país esta hipersensibilizado, ya que no se ha trabajado esa unidad nacional que se veía desde los tiempos de Nelson Mandela».
¿Se pueden adoptar medidas desde la comunidad internacional?
El analista señaló que las medidas que podrían ser tomadas desde el ámbito internacional, no excederían las condenas públicas de otros Estados u organizaciones frente a los actos. Por ende, descartó toda medida de intervención exterior.
Mackay concluyó explicando que no se puede abrir ninguna puerta para un mecanismo internacional, por que todavía no hay condiciones para eso. Ya que lo que ha pasado en Sudáfrica no es una situación de masacres colectivas, sino de disturbios.
«Creo que todavía no pueden haber medidas internacionales más allá de condenas públicas, descartemos toda medida de intromisión o de intervención. Lo de Sudáfrica cae en un escenario de crisis política, pero no es un escenario de una barbarie política. Sudáfrica no es un Estado fallido».
Miguel Rodriguez Mackay.