Culminado el XX Congreso del Partido Comunista Chino, la esperada reelección de su líder, Xi Jinping, ha quedado eclipsada por la ausencia de cualquier figura de oposición en la composición del Comité Permanente del Politburó. Para esta elección, las 6 figuras que dictaminarán el futuro político del gigante asiático (además de Xi), son allegados cercanos al líder. Ello permite comprender que el pensamiento Xi Jinping, hoy en día, se encuentra más fuerte que nunca. Este nuevo Comité Permanente, compuesto exclusivamente por hombres allegados a Xi Jinping, y por él mismo, trazará el futuro de China por 5 años.
Este tercer mandato de Xi Jinping, sin precedentes desde Mao Zhedong, rompe con el candado político impuesto por Deng Xiaoping en la década de los 80. Dicho candado apuntaba a prevenir la perpetuación de figuras políticas en China, así como a dividir el poder para prevenir excesos. Esto da paso a una serie de especulaciones sobre lo que podría devenir en el futuro del dragón asiático.
¿Qué implicancias puede tener la reelección de Xi Jinping?
Es un fenómeno común que países que se han regido históricamente por una figura autoritaria y longeva busquen mantener gobiernos con esas características. China, con una larga tradición imperial y un reciente pasado bajo el largo mandato de Mao Zhedong, no es excepción a la regla. Estas elecciones han consolidado el fuerte arraigo que el pensamiento Xi Jinping tendrá en los años venideros, con toda consecuencia que implique.
Ello significa que, ahora que no hay una oposición política significativa, Xi Jinping no encontrará sino ecos de aprobación en las medidas que considere adoptar. El debate y la discusión de dichos temas, por tanto, va a ser mucho más escueto que en mandatos previos. Si bien eso puede indicar una mayor celeridad en la toma de decisiones y una mayor coherencia en las políticas de gobierno, también supone una ausencia de contraste y discusión, lo que puede conducir a la implementación de medidas sin una reflexión apropiada y con mucho riesgo.
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¿Qué retos deberá afrontar China?
China, en estos momentos, atraviesa una seria crisis. El modelo ineficiente de la empresa Evergrande ha puesto en jaque a la economía China. Sus obras paralizadas o abandonadas han creado un enorme endeudamiento entre los clientes que ya habían comprado un espacio en sus proyectos, poniendo al sistema financiero chino en una situación peligrosa. La desaceleración del crecimiento económico en China, producto de la pandemia (aún latente en el país), ha afectado inmensamente sus posibilidades comerciales. La crisis energética ha afectado también la productividad, y el cambio de matriz energética es una prioridad aún vigente. La guerra comercial con EEUU, aunque no tan intensa como durante la administración Trump, todavía deja ciertos vestigios palpables.
¿Y con qué ventajas cuenta?
Pese a lo mencionado anteriormente, China posee grandes oportunidades que, de ser adecuadamente aprovechadas por Xi Jinping, pueden encumbrar al país oriental a la condición de superpotencia y a su mandatario a la perpetuidad en el poder. La guerra con Ucrania, por ejemplo, le puede garantizar un acceso casi exclusivo a las exportaciones rusas debido a su neutralidad en el conflicto. Su megaproyecto, Belt & Road, también le permitirá reforzar drásticamente su presencia comercial sobre Eurasia, África y Sudamérica. Su desarrollo tecnológico, asimismo, ha permitido optimizar en gran medida sus capacidades productivas, ampliando la curva de frontera de posibilidades en términos de producción. Y finalmente, su gran demografía y su estatus como superpotencia comercial facilitan grandes oportunidades de inversión y desarrollo del sector privado.
Pese a sus adversidades, China aún tiene el potencial para alcanzar las metas de su agenda 2050, y queda en manos de Xi Jinping, ahora con poderes casi absolutos, el aprovechar ese inmenso potencial. Solo el futuro, su experiencia y capacidad lo determinarán, o su completa responsabilidad sobre el devenir político de su nación lo condenará.