Los autores del informe publicado en la revista estadounidense Science, Rafael Pietro-Curiel, Gian María Campedelli y Alejandro Hope, llevaron adelante un análisis de la situación de los cárteles ilegales en México con un doble objetivo; a saber, «obtener estimaciones plausibles de la población de los cárteles, incluido su número de miembros y su capacidad de reclutamiento», y «simular diferentes escenarios de políticas (por ejemplo, una mayor incapacitación estatal y prevención del reclutamiento) para desentrañar los efectos de las diversas estrategias para frenar el poder de los cárteles y, a su vez, la violencia en el país«.
Con fines netamente operativos, los autores definen cártel como aquellas organizaciones criminales que se encuentran activas en México, independientemente de su tamaño y actividad a la que se dedican.
Al abordar los factores que llevan al aumento o al decrecimiento del tamaño de la población de los cárteles, los autores toman en cuenta:
- Reclutamiento: proceso de atraer una nueva fuerza de trabajo que lleva a cabo tareas para los cárteles.
- Incapacitación: mide la capacidad del Estado para contrarrestar los cárteles a través del encarcelamiento.
- Conflicto: medida en que los cárteles chocan y luchan entre sí.
- Saturación: caracteriza la inestabilidad interna y los abandonos, que conducen a la fragmentación organizacional.
Para iniciar el informe, los autores sostienen que «Los homicidios en América Latina son impulsados por cárteles violentos. El impacto de los cárteles mexicanos es especialmente amplio porque se aprovechan de los migrantes indocumentados a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, violan los derechos humanos y debilitan las instituciones políticas y económicas. Sin embargo, los cárteles siguen siendo misteriosos a pesar de ser un empleador importante, afirman los autores”.
Para estudiar el tamaño y la evolución de la población del cártel, llevaron a cabo un análisis, exclusivamente, de los homicidios entre miembros del cártel; es decir, homicidios en los que la víctima y el perpetrador son ambos miembros del cartel. En este sentido, durante 2021, 686 personas fueron asesinadas cada semana en México, con 137 personas adicionales reportadas como desaparecidas y aún por encontrar, y más de 2500 personas fueron encarceladas cada semana.
Los datos recopilados por los autores del Programa de Política de Drogas (PPD) permiten detectar la existencia de 150 cárteles activos en México para el año 2020. «Los cárteles tienen diferentes interacciones: pueden ser aliados, pueden no tener interacciones (particularmente desde lugares distantes), o pueden luchar por territorio o recursos, creando pérdidas sustanciales entre ambos grupos», afirmaron.
Asimismo, primero estimaron que, para el año 2012, había 115,000 miembros del cártel, Luego, llegaron a la conclusión de que, para 2022, ese número había aumentado a 175,000 personas. Por lo tanto, «a pesar de los esfuerzos del estado para obstaculizar su poder, los cárteles han aumentado su tamaño en 60,000 miembros en una década«, resaltaron
«Encarcelar a casi 6000 miembros del cártel cada año no les ha impedido convertirse en organizaciones más grandes«, sentenciaron; y agregaron que, dadas las condiciones actuales, «cuantificamos 120 muertes semanales relacionadas con cárteles, con un aumento del 77 % entre 2012 y 2022».
En concreto, estimaron que, en una década, de 2012 a 2022, 285.000 personas actuaron como unidades del cártel y que, en total, el 37 % de ellas han fallecido o sido encarceladas. Dadas estas cifras, para 2022, «los cárteles necesitaban reclutar entre 350 y 370 unidades por semana para evitar el colapso«.
Entre enero y diciembre de 2021, los cárteles reclutaron a 19.300 personas, perdiendo 6.500 miembros como resultado de conflictos con otros cárteles y 5.700 miembros como resultado de la incapacitación, lo que resultó en una ganancia neta de 7000 miembros durante ese año, en valor aproximados. Lo que demuestran los autores es que «se observa una estimación similar para cada año entre 2012 y 2022«.
Dada la población general estimada del país, los cárteles, combinados, son el quinto empleador más grande de México. En este contexto, cabe resaltar que los 10 cárteles más grandes de México tienen más del 50 % de los miembros activos en el país, pero el conflicto entre ellos solo produce el 15 % de las muertes.
Esta diferencia se debe a que la mayoría de los cárteles son pequeñas organizaciones locales que desempeñan un papel fundamental en la creación de violencia en el país, puesto que es más probable que estos pequeños cárteles se conviertan en objetivos de poderosas organizaciones ilícitas en lugar de luchar contra organizaciones de su mismo tamaño, o similar. «Estimamos que más de la mitad de las bajas del país son el resultado de la lucha entre los 140 más pequeños y los 10 cárteles más grandes«, sostienen.
Sobre la base del tamaño de los cárteles en 2022 y las tendencias observadas en la última década, «prevemos que el número semanal de víctimas relacionadas con el crimen organizado seguirá aumentando en los próximos años». Si las tendencias actuales continúan, estiman no solo que los cárteles seguirán aumentando su poder, sino también que podrían observarse un aumento de las bajas en un 40 % y un crecimiento del 26 % en la cantidad de miembros para 2027.
Posteriormente, los autores evaluaron la efectividad de dos estrategias para frenar la violencia de los cárteles; a saber, una preventiva, destinado a prevenir el reclutamiento, y una reactiva, diseñada para aumentar la incapacitación a través del encarcelamiento.
Los resultados mostraron que la estrategia preventiva seguía siendo sustancialmente más eficaz que la reactiva para reducir la violencia en el país. Focalizarse en el reclutamiento tendría un triple efecto: «primero, reducirá el número de miembros del cártel, reduciendo la violencia que puede crear al tener menos asesinos. En segundo lugar, reducirá el número de objetivos, por lo que menos personas son vulnerables a sufrir más violencia. Y tercero, reducirá la capacidad del cártel para reclutamiento futuro«.
Esto es de suma importancia teniendo en cuenta que, en 2021, México reportó 34.000 víctimas de homicidio intencional, lo que da una tasa de casi 27 víctimas por cada 100.000 habitantes, y se ubicó entre los países menos pacíficos de América Latina, la región más peligrosa del planeta.
Hacia el final del informe, los autores relatan las limitaciones que tuvo la investigación. En primer lugar, “aunque la falta de datos sobre el tamaño de los cárteles representa la motivación inherente de este trabajo, también representa una limitación estructural porque nuestras estimaciones no pueden validarse significativamente con información del mundo real”. Además, no se pudieron tener en cuenta una serie de variables importantes, como la variabilidad temporal en rivalidades y alianzas entre cárteles, las fuentes alternativas de variabilidad del tamaño de los cárteles, y la falta de una población finita de análisis.