Cuando la guerra estalló en Ucrania, la victoria rusa parecía ser inminente. Hoy, tras casi 9 meses, ese panorama parece haber cambiado. Tras la retirada de Rusia en Jersón, las fuerzas ucranianas han podido retomar la ciudad. La toma de Jersón parece ser un indicativo de un lento pero marcado retroceso ruso, y ello repercute directamente en el escenario político de Rusia. Las fronteras de la guerra han vuelto a trasladarse a la orilla oriental del río Dniéper, y amenazan con partir la línea del frente ruso en dos frentes: Donbás y Crimea.
La evolución del conflicto armado en Ucrania no ha sido favorable para Rusia, que enfrenta un desafío tanto militar como financiero. Con un ejército que ya está en un nivel de alerta equivalente a DEFCON 2, las dificultades en la invasión rusa parecen haberse solidificado, requiriendo un mayor uso de fuerza. Sin embargo, pese a lo que tanto medios de prensa occidentales como rusos reporten, el resultado de la invasión aún es incierto.
La toma de Jersón: Implicancias en la guerra
Con la toma de Jersón, las fuerzas ucranianas parecen estar abriendo un nuevo frente de avance en el sur del Donbás, cortando la línea de suministros de Crimea y formando una maniobra de pinza sobre Zaporiyia, Donetsk y Luhansk. Ello implica, simultáneamente, un posicionamiento clave que podría brindarles la victoria y, en contrapartida, una mayor necesidad de suministros. Sin embargo, el momentum moral que han ganado al tomar Jersón podría ser efímero, pues se avecina el invierno. Con Donetsk y gran parte de la región oriental del Dniéper en manos rusas, la producción de gas -combustible esencial para subsistir en invierno- está fuera del alcance del ejército ucraniano. Sin gas, la ausencia de calefacción y de energía para las tropas ucranianas es una seria amenaza, que los deja vulnerables a varios niveles.
Asimismo, Rusia enfrenta problemas de moral equivalentes a los de su contraparte. Los sucesivos retrocesos y la resistencia que han encontrado ha desanimado a sus fuerzas armadas, lo que podría jugar a favor de Ucrania. De igual modo, la toma de Jersón parece haber partido el frente ruso entre la región de Crimea y las de Zaporiyia, Donetsk y Luhansk. Ello, además de cortar una línea de suministros (que aunque no es irremplazable, sí era relevante), compromete las posesiones rusas de Crimea.
Si algo se puede anticipar de todo esto, es que durante el invierno el desgaste militar va a aumentar drásticamente. Ello puede jugar en contra de Ucrania si la ayuda exterior no cubre las necesidades para aguantar el inclemente invierno de las estepas ucranianas. Con todo ello, la guerra amenaza con convertirse en una guerra de posiciones para ambas partes, recrudeciéndose enormemente.
LEE TAMBIÉN: La batalla continúa: ¿cómo va la legalización del cannabis?
Consecuencias políticas cada vez más palpables
Aunque el resultado de la guerra aún no se ha decidido, las consecuencias se han hecho cada vez más sólidas. El rechazo a Putin crece lentamente entre sus compatriotas, y el gobierno enfrenta una crisis que podría frustrar sus planes a largo plazo. Las protestas son cada vez más frecuentes en Rusia, y varias voces críticas se han alzado. La moral es baja, pues los fracasos militares como el de Jersón destruyen la imagen de potencia militar que una vez sostuvo Rusia, y dejan relucir sus debilidades. Si la guerra acaba en una derrota rusa, el escándalo subsecuente será el más grande desde la guerra ruso-japonesa, y podría desatar un escenario de inestabilidad en Rusia que comenzaría con la caída de Putin.
La continuidad del gobierno de Putin dependerá de su habilidad para hacer frente a esta crisis y lograr un alto al fuego en condiciones que sean satisfactorias para el pueblo ruso. Asimismo, dependerá de la habilidad de Rusia para lidiar con la crisis económica que se desatará tras la guerra, así como la habilidad diplomática para mantener aliados comerciales y políticos a nivel internacional.
Por ende, se entiende que el resultado de esta guerra definirá el futuro no solo de Ucrania, sino de Rusia. Por ahora, el invierno se acerca y las fuerzas de ambos países enfrentarán sus momentos más críticos. Dependerá de ambas partes el determinar cómo detener este terrible derramamiento de sangre y evitar el colapso de sus regímenes en el camino.