Durante años, Moldavia, el pequeño país atrapado entre Ucrania y Rumania, ha sido conocido como uno de los países más pobres de Europa. Producto de su geografía, condenado a su propia mediterraneidad y a una superficie de, principalmente, llanuras heladas, esta ex-república soviética siempre ha tenido problemas para intentar desarrollarse. Más aún, siempre halló problemas en su región este, Transnistria, donde opera un gobierno autónomo de facto, el cual simpatiza fuertemente con el Kremlin e, incluso, todavía usa la Hoz y Martillo soviética en su bandera local.
Dada esta compleja realidad, Moldavia tiene hoy encima un problema más: La guerra en su vecina Ucrania. La crisis no solo ha desbaratado un flujo considerable de migrantes, sino también ha puesto a este país en una complicada relación con Rusia, país en el cual recae para sus necesidades energéticas de manera tremenda, a la vez de la presencia rusa en Transnistria, comprometiendo a Moldavia en la guerra de Ucrania aún más.
La crisis energética en Moldavia
Si bien este problema está golpeando fuertemente en todo el continente Europeo, son los países de Europa del Este donde se está notando con particular fuerza. Esto no solo porque el invierno tiende a llegar antes y ser más intenso aquí, sino por su cercanía geográfica con Rusia los ha llevado a depender más en el gigante euroasiático. Desde el inicio de la guerra en la vecina Ucrania, Rusia cortó en casi el 50% el flujo de gas a Moldavia, generando una crisis sin precedentes en el joven país. A raíz de esto, esta semana en París se llevó a cabo una conferencia extraordinaria entre algunos países Europeos, donde se discutió específicamente como apoyar a Moldavia durante el invierno venidero.
En esta conferencia, Emmanuel Macron, presidente francés, enfatizó que, solo esta semana, se estará reuniendo más de 100 millones de euros con la meta de donarlos a Moldavia, donde los apagones se han vuelto cosa de todos los días producto de los ataques contra instalaciones energéticas en Ucrania que sirven también a Moldavia. Adicionalmente, la Unión Europea, hace pocas semanas, prometió proveer 250 millones de euros adicionales, a lo largo de los próximos meses, con la función de aliviar esta crisis. Para dicho organismo esto resulta particularmente importante, dado que Moldavia es uno de los países donde más ucranianos han ido a buscar refugio tras verse forzados a abandonar su país.
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Transnistria, una capa más de complejidad
Si la guerra en Ucrania ha demostrado ser una complejidad inesperada para Rusia, Transnistria le ha servido como un pequeño apoyo. Esta región, la cual actúa como un estado independiente de facto, ha mantenido su alineación con el Kremlin desde el inicio de la existencia de Moldavia como estado. Producto de esto, desde entonces, la Federación Rusa siempre ha tenido fuerzas armadas estacionadas en esta región, ubicada al margen Izquierdo del río Dniéper.
Esta región, tras la invasión rusa a Ucrania en febrero, mantuvo una posición de neutralidad en el conflicto, al menos oficialmente. Sin embargo, esto no ayudó a que, en marzo, el Consejo de Europa (institución distinta a la Unión Europea, de la cual Moldavia no es miembro) reconoció oficialmente Transnistria como una región Moldava bajo ocupación rusa. Desde entonces, se han reportado distintos indicios de que Rusia estaría agrupando fuerzas en esta zona, facilitados por sus avances en el Mar Negro y la base militar que Rusia mantiene ahí. Sin embargo, no se han reportado grandes incidentes en la guerra que indiquen hostilidades desde Transnistria.
Aun así, la región ha sido víctima de sospechadas operaciones de bandera falsa por parte de Rusia, sumando a la teoría de que la presencia de fuerzas rusas en esta región podría más adelante cumplir un rol en el conflicto, y por el momento, crear, acá, una especie de cortina de humo.