En Estados Unidos existen pocos casos de policías que sean arrestados por algún delito o enjuiciados en un tribunal.
Philip Stinson, dirigente del Programa de Justica Criminal en la Universidad de Bowling Green State en Ohio y el diario The Washington Post, crearon la base de datos de las autoridades policiales que fueron llevados bajo una custodia en la corte.
«Desde 2005 he estado recolectando los datos diariamente. Y lo que se ve es que desde entonces solo 110 oficiales han sido acusados de asesinato u homicidio resultantes de un tiroteo en servicio», comento el profesor Stinson.
Otro dato que detalla Philip, 15 000 personas abatidas son a manos de los policías en servicio. Hasta el 2019, las cifras del total de procesados, solo 35 han sido sentenciadas por crimen, que en su mayoría por homicidios involuntarios.
Durante 14 años, solo 3 oficiales han sido condenados por homicidio, mientras algunos de los 31 oficiales han sido absueltos en juicios donde no hubo jurado. Otros 10 casos restantes fueron negados por un juez, y además hay muchas sentencias de asesinato contra policías que siguen pendientes.
Según los expertos, en el caso de George Floyd, lo más complicado para condenar a los oficiales de la policía responsables no es mostrar las pruebas de las acusaciones, sino la complejidad de los procesos legales para llevar a una autoridad a juicio.
«Hay varias razones por las que acusar y procesar a un policía es extremadamente difícil en Estados Unidos», explica Jonathan Blanks a BBC mundo, que es un experto en justicia criminal.
Blanks cree que en la Corte Suprema entiendan la Constitución de forma que habilita a los policías a utilizar la fuerza contra sus detenidos en el transcurso de sus intervenciones.
«Tienen el derecho de disparar y matar a una persona si lo consideran necesario y tienen permitido usar una gran cantidad de violencia».
Cualquier incidente de un oficial que esté involucrado en un asesinato está amparado por la ley, porque está justificado el uso de la fuerza letal si se presenta un problema en el transcurso de su labor pero su utilidad tiene que ser objetivamente razonable. Si el caso finaliza en un juicio, los jueces o fiscales se muestran renuentes para cuestionar al policía por la “injusticias” que ellos mismos amparan.
El problema no es solamente de los procesos legales, también existen los códigos de mutismo más conocido como el “muro azul del silencio”. En que consiste, en el apoyo y no hablar mal entre sus compañeros, porque está arraigado a un juramento de cultura policial.
«Lo vemos todo el tiempo. Es un código de silencio que conduce a que muchos casos sean encubiertos y no sean investigados adecuadamente”, dice Philip Stinson.
El caso de George Floyd ha generado una gran conmoción en Estados Unidos y a nivel internacional. Blanks señala que se puede apreciar una gran diferencia al comportamiento previo.
«Yo nunca antes había visto que los sindicatos y que tantos oficiales y líderes policiales condenaran públicamente a otro policía diciendo que esto fue un asesinato».