El primer lunes del 2022 empezó con un Haití sumido en la violencia. Ello, tras el intento de asesinato del primer ministro, Ariel Henry. El atentado tomó lugar en la ciudad de Gonaïves, en el norte del país, y obligó a Henry a huir de la ciudad en pleno tiroteo. El enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad del estado y un grupo armado desconocido dejó un muerto y al menos dos heridos.
El atentado se dió casi seis meses después de que mercenarios colombianos asesinaran al presidente de Haití en su hogar. Este nuevo atentado vuelve a sumir al país más pobre de América en una ola de violencia e incertidumbre. Los secuestros se han vuelto la orden del día y las organizaciones criminales han envuelto al estado en una gran crisis, mientras acumulan cada vez más poder e influencia mediante el terror y extremismo.
Intento de Asesinato
Mientras se celebraba el aniversario número 218 de la independencia de Haití, el mandatario fue atacado al salir de una iglesia. La oficina del primer ministro dijo que «bandidos y terroristas» se escondieron detrás de los muros para atacar al convoy. También anunció órdenes de arresto y sostuvo que esto es «intolerable», aunque sin conocimiento real de quienes efectuaron el ataque y bajo que propósito.
A pesar de que ya había sido amenazado por este grupo armado y aun consciente de que su presencia en el evento pudo terminar en su muerte, el primer ministro asistió igualmente y posteriormente se vió obligado a cancelar el resto de su agenda y resguardarse en un lugar seguro.
Henry llegó al poder tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el pasado mes de julio. Desde entonces, el primer ministro prometió terminar con la criminalidad que amenaza diariamente a sus ciudadanos y que ha tomado control de gran parte del país, llegando a perjudicar la distribución de gasolina a nivel nacional.
Jimmy Cherisier, alias «Barbecue», líder de una organización criminal, exigió la dimisión de Henry. A cambio, levantaría la asfixia de combustible que ha golpeado a la nación. El primer ministro por su parte declinó la oferta y continuará en el poder hasta las elecciones a mediados de 2022.
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Ola de violencia
La situación en el país caribeño se ha deteriorado desde el asesinato del expresidente Moïse. Aunque los autores intelectuales no han sido identificados, todos los que participaron físicamente en el ataque están muertos o en prisión. Un ex-comando colombiano ya enfrenta cargos criminales por el asesinato del presidente en Estados Unidos.
El atentado de julio culminó con una investigación a cargo del New York Times que descubrió el posible motivo detrás del ataque. Moïse estaba armando una lista de narcotraficantes y empresarios implicados en el tráfico de droga para entregarla a la DEA Americana. Tras matar al presidente, los mercenarios se llevaron varios documentos del cuarto del mandatario. Se sospecha que los documentos estaban relacionados con la lista.
La ola de violencia en Haití aumentó tras el magnicidio, y ha visto a varias organizaciones criminales incrementar su poderío. Bandas criminales como «G9 an fanmi» (G9 y familia), «400 Mawoso» (los 400 vulgares) e «Izo 5 Segonn» (Izo cinco segundos) se han vuelto un nuevo tipo de estado. Estas controlan la gasolina, el comercio, el transporte, el sistema de justicia y más, financiando sus nefastas campañas con el narcotráfico, los secuestros, la corrupción y más actividades ilícitas.
En el 2021, 951 personas fueron secuestradas, de las cuales 55 fueron extranjeras. Las bandas de secuestradores se enfrentan entre ellas mismas por territorios, lo que incrementa la inseguridad. Los grupos criminales también han ido directamente contra la población, cortando la distribución de combustible. Esto ha obligado a empresas y hospitales a cerrar, ya que dependen de generadores diésel para obtener electricidad debido a los constantes apagones.