La situación en Irán recuerda un poco a la acontecida en Túnez en 2010. Una fuerte represión, un mártir, un levantamiento popular en contra de un régimen. Aún siendo diferentes -una fue un levantamiento contra regímenes personalistas y longevos y la otra contra un modelo estatal-, comparten varias similitudes. Hace 3 días, un usuario bajo el nombre de «1500tasvir» («1500 imágenes», en persa) publicó un video en Instagram donde se mostraba el incendio de la casa del Ayatolá Jomeini.
Este incendio alberga un significado particular: Ruhollah Jomeini, fallecido Ayatolá de Irán, fue el padre de la República Islámica de Irán, tras derrocar en 1979 al antiguo régimen monárquico encabezado por Mohammed Reza Pahlavi, último Sha de Irán. El objetivo, evidentemente, refleja el resentimiento que la población, en una protesta que ya ha dejado más de 400 muertos, tiene contra el régimen iraní. Resulta difícil no considerar que esta movilización popular pueda concluir -de no ser dispersada- en una «Primavera Persa».
¿Qué relevancia tienen las protestas en Irán y qué las causó?
Tal y como se mencionó al principio, algo que tienen en común la explosión de la primavera árabe y el estallido de las protestas en Irán es que ambas tienen un mártir. Tal y como se menciona en esta nota, o esta otra, la muerte de Mahsa Amini, acusada de usar mal el velo, detonó las protestas. Su martirio fue la gota que colmó el vaso, en un estado donde la pena capital es un castigo bastante habitual. Cansados de la represión, desde hace 2 meses decenas de miles han salido a las calles a protestar contra la República Islámica.
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Sin embargo, estas protestas guardan un profundo significado más allá de su propósito original. Parece ser que, además de la indignación colectiva por el fallecimiento de Mahsa, se quiere cambiar el represivo sistema iraní. Ello podría implicar que, de agravarse las protestas, podría darse la caída del régimen revolucionario iraní. Asimismo, Mahsa Amini se convertiría en una mártir y en un símbolo, de forma muy similar a como Mohammed Bouazizi lo hizo en Túnez. El incendio de la casa de Jomeini simboliza ese deseo de enterrar al régimen actual, y amenaza con desatar una primavera persa, con consecuencias que podrían ayudar a que Irán vuelva a florecer, o acabe en la misma situación que países como Libia, Egipto, Siria o Yemen. Solo el tiempo lo dirá.