La situación en Latinoamérica se agravó con el impacto producido por la pandemia. Las principales preocupaciones de los países traen consigo una carga mayor: la caída de los ingresos, el acceso limitado a la salud, la violencia doméstica, el suministro alimenticio, la discriminación, el hacinamiento, y la educación que se restringe por la nula implementación previa de medios tecnológicos.
A partir del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se estima que alrededor de 142 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de la población en América Latina, están en riesgo de contraer la COVID-19. Esto en base, a los índices por riesgo de contagio de la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford, que involucran el acceso restringido al agua potable, el uso de combustibles nocivos, y la desnutrición. Siendo estos tres indicadores fundamentales para determinar la capacidad de respuesta de los sistemas inmunológicos frente a las enfermedades. Se sabe que las personas con afecciones cardíacas o pulmonares, personas de edad avanzada, pacientes con obesidad o diabetes, y también, personas con el sistema inmunitario debilitado, tienen mayor riesgo a sufrir síntomas peligrosos cuando se infectan de coronavirus.
Actualmente Latinoamérica suma más de tres millones y medio de casos confirmados, teniendo a Brasil como el segundo país con más contagiados a nivel mundial, siendo seguido en la región por Perú, Chile y México. Brasil continúa acumulando más de 80 mil fallecimientos, mientras que México supera las 40 mil muertes. Una encuesta realizada por el PNUD, señala que el miedo al contagio en Latinoamérica se suma al temor que surge en la población sobre a las consecuencias de las medidas de confinamiento.
Un estudio realizado por los economistas Andy Sumner, Christopher Hoy, y Eduardo Ortiz-Juárez, plasma cómo los porcentajes de pobreza se verán sumamente afectados por la crisis. Los estudiosos señalan que es probable que la pobreza aumente, y que su ubicación cambie a nivel mundial. Descubrieron que, «en el peor de los escenarios», la cifra de personas en extrema pobreza aumenterá considerablemente de 728 millones (2018) a 1,120 millones en todo el mundo. Considerando que las personas de «pobreza extrema» son definidas por el Banco Mundial como aquellas personas que viven con menos de 1,90 dólares al día.
Para los especialistas, la COVID-19 supone una amenaza importante para los países en desarrollo, debido a la precariedad de sus sistemas de salud. También porque factores prevalentes en países en vías de desarrollo como la hipertensión arterial, la diabetes y la contaminación atmosférica, son predisposiciones determinantes respecto a la enfermedad. Asimismo, consideran que el colapso de las entidades sanitarias, dificultaría el acceso a tratar afecciones como la tuberculosis y el VIH/SIDA. Para ellos, la crisis económica supone un mayor riesgo para la población y se preguntan si el confinamiento es la mejor manera de confrontar el virus, teniendo en consideración las graves pérdidas económicas a corto, mediano y largo plazo.
«La caída en la actividad económica es de tal magnitud que llevará a que, al cierre de 2020, el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al observado en 2010, es decir, habrá un retroceso de 10 años en los niveles de ingreso por habitante» refiere el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
PERÚ
Según un estudio, la totalidad de la población con menos ingresos de Lima y Callao tuvieron que recurrir a sus ahorros para solventarse durante la cuarentena. Mientras solo el 48% de las personas con mayores ingresos recurrió a esta medida. Gracias a un estudio de la agencia PEA y la AEP, se sabe que el 75% de las personas más pobres de la misma región perdió su empleo por el confinamiento decretado por el Gobierno. Todas los estratos socioeconómicos fueron afectados por la cuarentena, sin embargo, los niveles socioeconómicos C, D, y E, sufrieron un impacto «catastrófico«, debido a que estos segmentos están mayormente vinculados a trabajos en el sector informal. El 100% de los más pobres fueron afectados en el terreno económico, el 97% se vio perjudicado laboralmente.
BOLIVIA
La CEPAL estimó que cerca de 453,000 bolivianos estaría en la pobreza extrema a final del 2020 a raíz del impacto económico de la COVID-19. La CEPAL informó que en Bolivia se prevé que la pobreza extrema alcance el 16,8% de la población. También, se estuma que el desempleo y la precariedad laboral subirán considerablemente, asimismo, la tasa de desocupación se ubicará cerca del 13,5%.
“Se prevé ahora un aumento también mayor del desempleo, que a su vez provocará un deterioro importante en los niveles de pobreza y desigualdad” aseveró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL.
ARGENTINA
Estimaciones de instituciones privadas señalan que por el detenimiento de las actividades económicas producido por el aislamiento obligatorio, la pobreza afectará al 45% de la población argentina. El ministro argentino de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, manifestó que es «evidente que está aumentando la pobreza», la pandemia produjo un aumento considerable en el costo de los bienes de primera necesidad, y al mismo tiempo provocó la disminución de los ingresos. El porcentaje de personas de bajos recursos se alimentará de los sectores mediosbajos, autónomos, de los pequeños emprendedores y también de personas asalariadas formalizadas cuyos ingresos se han visto perjudicados. Es decir, que quienes ya eran pobres antes de la crisis de la pandemia, se verían expuestas incluso a la indigencia.
«Son Estados que ahorraron toda la vida; nunca emitieron y ahora lo van a hacer. Los que tienen un Estado más ordenado cuentan con margen para desordenarse; nosotros solo agravamos el caos», sostuvo Jorge Colina, economista de Idesa.
NICARAGUA
La situación en Nicaragua es diferente a la muchos países latinoamericanos, ya que la cuarentena no fue considerada porque para el 24,9% de la población que según datos oficiales, vive en la pobreza, no fue una opción. Médicos y empresarios nicaragüenses llamaron infructuosamente a la población a respetar una cuarentena voluntaria, sin embargo el temor a quedarse sin un sustento diario ha provocado que la mayoría ignore esas peticiones.
“Si no trabajo no tengo quien me dé nada, ¿de donde voy a sacar? Los pobres, los que no tenemos un seguro social, los que no tenemos nada, tenemos que trabajar”, dice a la AFP Sorayda Cano, comerciante de un mercado de Managua.
Se sabe que más del 60% de los habitantes (alrededor de 6,2 millones) se solventa gracias a las actividades económicas del comercio informal. El Gobierno nicaragüense rechazó establecer cuarentenas o cerrar fronteras porque sería «catastrófico» para la economía. El ejecutivo ha promovido actos en contra de las recomendaciones de organismos internacionales, y aseveraron que la divulgación de videos con entierros y excavaciones masivas de fosas, son noticias falsas tomadas de otros países con la finalidad de generar pánico en la población.