Gustavo Petro, el favorito de las encuestas presidenciales colombianas, ha presentado una carrera impecable. Este político y economista colombiano, desde guerrillero del M-19 y senador, hasta alcalde Bogotá, ahora apuesta por el premio mayor: la presidencia de la República de Colombia.
En el 2018, quedó en el segundo lugar de los comicios presidenciales con más de ocho millones de votos, que representaba el 43% de la votación en total. Actualmente, está en la segunda revancha de este capítulo de su historia.
A sus 61 años, el ex guerrillero ha demostrado una candidatura excepcional, con la promesa de encarnar el cambio y romper con el neoliberalismo. Asimismo, llena las plazas públicas, es activo en las redes sociales y señala los desaciertos del gobierno de Iván Duque.
A tan sólo pocos meses de las elecciones del 29 de mayo en Colombia, sus detractores lo acusan de ser un socialista radical. También, él declara que el esquema izquierda-derecha está superado, por lo cual una defunción clásica de su ideología no estaría clara.
Por otra parte, señalan que el modelo de Petro no es un socialismo, sino la tiranía de extrema izquierda. Tal cual es expuesta como los líderes populista de Nicaragua y Venezuela, Daniel Ortega y Hugo Chávez, los cuales desde un principio demostraban campañas acorde a lo que pedía el pueblo, como salvadores que escuchaban las dificultades de sus ciudadanos. Lo que ahora demuestran es todo lo contrario a lo expresado previo de sus triunfos electorales.
Petro y sus propuestas para Colombia
El ex guerrillero quiere una política de industrialización y modernización agraria. Sostuvo que Colombia tiene una estructura de posesión de la tierra absolutamente irracional e ineficiente. Además, indicó que Colombia no puede mantener los niveles de libre comercio, arruinando ramas enteras de la industria nacional, como las confecciones o los cueros.
De igual manera, sostuvo que una política de industrialización y de modernización agraria es una política de empleo. Manifestó que se juega un papel muy importante en la financiación del proceso y la reestructura de la banca. Asimismo, la salud y la pensión, que ameritan una enorme reforma, deben salir de la nómina empresarial y eso ayudaría a volver ventajosa la producción en Colombia.
Por otra parte, propone fortalecer las políticas de primer empleo, incluyendo las pasantías como formas de acceso al trabajo durante el proceso de formación. Igualmente, la implementación de un servicio social voluntario que se vincule a las diferentes ramas del saber y del trabajo, con énfasis en la participación en políticas y programas destinados a la superación de las desigualdades sociales y a la protección de la vida y la naturaleza.
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Los líderes latinoamericanos de la izquierda
Daniel Ortega, Hugo Chávez y Pedro Castillo desarrollaron una propuesta de creación de empresas y proyectos antes de sus triunfos. Ahora, tanto Daniel como Hugo, han demostrado arrasar con la economía existente y repartirla frente a sus amigos.
Petro le propone al Estado Colombiano comprar forzosamente tierras improductivas, lo cual no parará allí, ya que seguirá con las empresas que no considere productivas para su modelo “humano”. Tal cual es el caso de nuestro presidente Castillo, debido a que poco a poco, se ha visto relacionado frente diferentes problemáticas y demostraciones de «favores» frente a sus amigos, familiares y colegas.
Finalmente, este panorama podría tener un nuevo integrante dentro de la izquierda latinoamericana. Por un lado, los gobierno de derecha están representados por Guillermo Lasso en Ecuador; Iván Duque en Colombia; Luis Lacalle Pou en Uruguay; Sebastián Piñera en Chile; y Mario Abdo en Paraguay, entre otros.
Mientras tanto, la izquierda latinoamericana está representada por Miguel Díaz-Canel en Cuba; Luis Arce en Bolivia; Alberto Fernández en Argentina; Daniel Ortega en Nicaragua; Luis Manuel López Obrador en México; Nicolás Maduro en Venezuela; Pedro Castillo en Perú y próximamente, Gabriel Boric en Chile.
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