Hoy el Gobierno de Brasil —uno de los países más golpeados por el coronavirus— anunció que toda su población será vacunada antes de que acabe el año. La inoculación se realizará a través de una campaña que va avanzando bien y a un ritmo positivo.
«Nuestra palabra con respecto a la inmunización es esperanza. Tenemos dosis suficientes para los siguientes meses y es posible garantizar que a finales del 2021 tendremos a toda la población plenamente vacunada», sostuvo el ministro de Sanidad, Marcelo Queiroga, en una conferencia de prensa virtual realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aprovechó el espacio para señalar que a comienzos de esta semana se han transmitido 16 millones de dosis. Esta cifra, según él, es superior a la población total de muchos países. Finalmente, Queiroga destacó que próximamente el Gobierno de su país cerrará un nuevo acuerdo con la empresa farmacéutica Pfizer —vacuna estadounidense— para recibir la cantidad de dosis mencionadas.
Cabe recalcar que Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia del COVID-19. Cada día y hora van incrementando los infectados y desesos. Por el momento, se convierte en el país latinoamericano más golpeado por la enfermedad con 14,6 millones de casos confirmados y 401 mil fallecidos; y el segundo en cantidad de fallecidos, después de Estados Unidos, con 575 mil desesos.
Bolsonaro: ¿un manejo correcto de la pandemia?
Precisamente, solo ayer se registraron 3000 muertes. Aunque, claro, esta cantidad puede seguir aumentando con el transcurso de los días por las vacaciones de Navidad y Año Nuevo. Recordemos que los lugareños a menudo viajan durante las vacaciones de verano de la escuela y la empresa; convirtiendo al 2021 en el período más severo del brote de Brasil desde que el nuevo coronavirus llegó al país en marzo de 2020.
A ello súmesele el comienzo de una investigación del Senado brasileño hacia el presidente Jair Bolsonaro. La investigación pretende analizar su gestión frente la pandemia, que no ha sido precisamente eficaz. Recordemos que el mandatario, en numerosas ocasiones, a dado recomendaciones para controlar la propagación del virus, con una actitud que le valió ser acusado de «genocida» por algunos de sus principales adversarios, entre ellos el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Desde que el coronavirus llegó a Brasil, en febrero del año pasado, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento social, invocando su impacto económico negativo; rechazó igualmente el uso de mascarillas; cuestionó la eficacia de las vacunas y preconizó remedios como la hidroxicloroquina, sin eficacia comprobada contra la enfermedad.