En el presente año, Latinoamérica continúa siendo escenario de protestas. A pesar de que, en cada país, cada protesta ha tenido motivos particulares, todos estos son problemáticas que en mayor o menor cantidad se presentan en todos los países de la región.
El caso de Perú es el más reciente y aún no presenta una solución clara. Claro está que, tras la pandemia del COVID-19, muchos problemas preexistentes se han exacerbado.
Y, sumado a la crisis económica mundial, el malestar social ha incrementado. Todo esto impulsa a la población a salir a marchar por un cambio inmediato, donde la indignación suele ser un común denominador y, por consiguiente, la violencia en las protestas no suele tardar en desatarse.
Paro de transportistas en Perú
En el Perú, desde la vacancia del ex-presidente Martín Vizcarra, las protestas han sido un común denominador. Sobre todo, durante el actual gobierno de Pedro Castillo, en el que cada vez que se revelaba un indicio de corrupción las calles se llenaban de carteles pidiendo la vacancia.
Sin embargo, las protestas de esta semana tienen una característica distinta que las vuelve más relevantes y preocupantes. Al contrario de las anteriores protestas, las últimas se han dado en distintas regiones del país y no solamente en Lima.
Ciertamente, el 28 marzo inició un paro indefinido de transportistas de carga pesada, que implicó el bloqueo de 40 vías a nivel nacional. El motivo es el alza del combustible, por ende, exigen una mesa de diálogo con el Gobierno para negociar la reducción del costo del petróleo y derivados.
A pesar de que, la guerra en Ucrania ha sido un gran desencadenante del alza del combustible. La realidad es que, tan solo con una semana de Castillo en el poder, la moneda nacional se depreció, y con ello la canasta básica incrementó su valor.
De hecho, Castillo alcanzó el poder a través de un discurso de reivindicación de los pueblos, con el que buscaba su inclusión y mejora económica. Sin embargo, podemos ver que en las actuales protestas se presenta un pueblo decepcionado y lleno de rabia.
Donde las personas más vulnerables del país están desesperadas por llevar comida a sus mesas. Y con todo esto, en el país se repite el grito de «¡Fuera Castillo!«, esta vez sin importar la clase social, ni convicción política.
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Colombia y Argentina: protesta por el 8 de marzo
El 8 de marzo, día de la mujer, las movilizaciones sociales se dieron en diferentes lugares del mundo. En Colombia, las protestas celebraban la reciente despenalización del aborto hasta la 24 semana de embarazo.
El grito que se repetía constantemente era: «¡Es legal, es legal, el aborto en Colombia es legal!«. La marcha se desarrolló de manera pacífica y se dirigió hacia el centro ondeando pañoletas verdes, con bailes y cánticos, pues el país ha dado un paso importante. Aún en muchos países latinoamericanos se lucha por conseguirlo.
Por otro lado, en Argentina miles de mujeres marcharon para expresar su repudio contra la violencia machista y reclamar la igualdad de derechos en el Día Internacional de la Mujer. Además, en medio de la negociación de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las mujeres reclamaron la deuda que se tiene con ellas y pidieron se tenga eso en cuenta. Por lo que, se destacaron cifras como los 54 feminicidios en tan solo el primer bimestre del 2022.
Chile y la crisis migratoria
En el presente año, el norte de Chile ha sido golpeado por el aumento del flujo de la migración venezolana en sus fronteras. En la última década, la comunidad de venezolanos pasó de 8.000 personas en 2012 a 500.000 en 2020.
Igualmente, de acuerdo con la fiscalía de Tarapacá; en 2021 en la región, el tráfico de drogas 42%, el tráfico de migrantes 501%, y los robos con violencia e intimidación 18%. Ciertamente, el desencadenante de esta protesta fue la difusión de un video en el que 4 venezolanos atacan a un policía.
Como consecuencia, el 30 de enero se organizó una gran marcha que congregó a más de 4000 personas. Al día siguiente, se dió un paro regional encabezado por gremios de taxistas, trabajadores portuarios y del comercio.
En la marcha camioneros obstruyeron el acceso a la capital de la región de Tarapacá con neumáticos en llamas. Es más, la violencia iba en aumento y lo que empezó con insultos xenófobos, terminó en la destrucción de campamentos de refugiados.
Con todo esto, el gobierno mencionó la implementación de medidas más drásticas para frenar el aumento de la delincuencia. A pesar que sus propuestas son coherentes, pues consisten en la expulsión de ciudadanos con antecedentes criminales, se debe considerar que el aumento de las restricciones para entrar al país, ya han demostrado ser la mejor opción.
Debido a que, los migrantes buscan desesperadamente otras opciones ilegales para entrar al país. Por consiguiente, se vuelve mucho más complicado el control del flujo migratorio.
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Protesta en Venezuela
En Venezuela las protestas ya no tienen el mismo nivel que las suscitadas en 2013, 2014 y 2017. Esto debido a la fuerte represión que se ejerce sobre la población y que gran parte de la población joven se encuentra fuera del país. Aún así, se mantienen algunas pequeñas protestas por la falta de agua, gas o gasolina que sufren las comunidades.
Sin embargo, este 12 de febrero, con la conmemoración de un nuevo año de la Batalla de La Victoria a la que se le atribuye la celebración del Día de la Juventud en Venezuela.
La población salió a las calles para protestar en contra de las políticas del régimen de Maduro. Ciertamente, esta marcha fue liderada por Juan Guaido y estaría relacionada a las próximas elecciones presidenciales. Es más, otros líderes opositores se encuentran preparando estrategias de cara a las elecciones.