La obesidad es una condición cada vez más frecuente en la sociedad. Esta se ha visto agravada por la pandemia del COVID-19, afectada por el sedentarismo como por los altos niveles de pobreza. Sin embargo, poco se menciona que este problema tiene un impacto negativo en la economía del país.
Es menester decir que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
El mal que aqueja a América Latina
Latinoamérica, entre otros problemas de malnutrición, enfrenta a la obesidad. En la actualidad, 106 millones de personas, el 25 % de adultos, padece de obesidad. Esta condición expone a las personas a enfermedades tales como la diabetes, el cáncer y otras de tipo cardiovascular.
Jimmy Pérez, director de la Dirección de Enfermedades No Transmisibles Raras y Huérfanas del Ministerio de Salud (Minsa), señaló que actualmente 8 millones de personas padecen de obesidad en nuestro país. Además, informó que el 8 % de los niños peruanos menores de 5 años tienen sobrepeso. De acuerdo con la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2020, en el país el 39.9 % de mayores de 15 años tiene al menos una comorbilidad o factor de riesgo para su salud. Estos pueden ser: obesidad, diabetes mellitus o hipertensión arterial.
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Sobrepeso en la pobreza
La obesidad y el sobrepeso no pueden entenderse sin que se aborde sus causas socioeconómicas. El problema está vinculado a un bajo nivel educativo y de ingreso. La obesidad afecta sobre todo a las clases más desfavorecidas, agravándose a medida que desciende el nivel socioeconómico.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señala en diversos informes que, en los sectores más vulnerables, el consumo de alimentos con mayor índice calórico es más elevado. Esto es porque la ingesta de estos brinda más saciedad por un menor costo. Además, estos son más baratos que otros alimentos como frutas, verduras y proteína animal.
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Relación con el COVID-19
Antonio Castillo Carrera, decano del Colegio de Nutricionistas del Perú (CNP), señaló que la población peruana subió en promedio 7.7 kilos durante la pandemia del COVID-19. Las principales causas fueron el sedentarismo y la ingesta de alimentos altos en calorías.
Según Jean Gough, director regional de Unicef, debido a los servicios interrumpidos por el COVID-19 y los medios de vida devastados, a las familias se les ha complicado la compra y consumo de alimentos saludables y nutritivos, puesto que son más costosos en su mayoría.
De acuerdo con la Dirección General de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública (Dgiesp) del Minsa, en comparación con las personas que mantienen un peso saludable, los ciudadanos con obesidad tienen un 46 % más de riesgo de contagio, doble riesgo de requerir hospitalización y ocho veces más probabilidades de fallecer por coronavirus.
Impacto de la obesidad en la economía
Los efectos de la obesidad van más allá de salud. Debido a que las personas que la padecen presentan menores posibilidades de participar en la fuerza laboral, obstaculizando a las iniciativas para lograr reducir la pobreza.
De acuerdo con la Organización para la cooperación y el desarrollo económicos (OCDE), las personas obesas son menos productivas porque piden más bajas debido a las enfermedades derivadas por su condición. También, trabajan menos horas y tienen dificultades para llevar a cabo tareas físicas y finalizar a tiempo sus labores. En su mayoría, ganan en promedio un 10 % menos que aquellos que no son obesos y tienen 12 días al año libres, comparados con los 8 días de las personas que tienen un peso adecuado.
Según el ex ministro de economía, David Tuesta, la obesidad impacta en la productividad de los ciudadanos con en 1% del Producto Bruto Interno (PBI). Lo que a la vez tiene una fuerte relación con la obtención del empleo. Además, tiene un efecto en el gasto de salud, derivados en los problemas de la diabetes, con altos costos para el Estado.