Más de 86 millones de hogares en Latinoamérica residen en barrios informales, sin servicios básicos ni títulos de propiedad. Esta problemática profundiza, significativamente la barrera para generar una sociedad más prospera, debido a que las viviendas son la plataforma esencial para el desarrollo humano. Las condiciones de estas tienen un gran impacto no solo en los índices de salud, sino en la posibilidad plena de participar en la economía de su cuidad. Por esa razón, existe una creciente ola de inteligencia artificial en nuestra región, ya que pretende facilitar la solución de estos problemas y aumentar la eficiencia de los trabajos.
¿Sueño o realidad?
Latinoamérica ha sido víctima de una baja productividad, y como se intuye, la pandemia agudizó la situación. Sin embargo, es el momento para que la inteligencia artificial (IA) dé un salto hacía una mayor innovación y, sobre todo, progreso económico. Las investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo sugieren que la IA agregaría un punto porcentual al PIB de cinco de las economías más grandes de Sudamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú) para 2035. Este crecimiento podría transformar casi todos los sectores en la región.
Por más ilusorio y distante que parezca las aplicaciones del IA se están convirtiendo, poco a poco, en una realidad. Uno de los casos más destacados es el de la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú que construyó robots mineros que detectan de forma autónoma gases tóxicos. Esperemos que esta tendencia sea progresiva en el futuro cercano.
Por otra parte, en una encuesta global del MIT a altos ejecutivos en todo el mundo se encontró que el 79% de las empresas en Latinoamérica habían lanzado programas de IA. Los resultados han sido alentadores: menos del 2% obtuvieron rendimientos inferiores a los esperados.
¿Existe peligro?
Obviando las declaraciones apocalípticas, sí existe un riesgo en Latinoamérica que afectaría el desempleo y la desigualdad. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió en un estudio del 2018 que entre el 36% y 43% de los puestos de trabajo podrían perderse debido a la IA. No obstante, los modelos de este tienen una capacidad predictiva de un 300% mayor que los modelos econométricos tradicionales. Por ello, los gobiernos tienen un rol importante, ya que deben estar preparados para implementar las políticas públicas necesaria para el funcionamiento optimo del plan IA.