Cada año se asigna, mediante el presupuesto público, la distribución de fondos necesarios para resolver los problemas de la población. Ya sea a nivel de gobierno nacional, gobiernos regionales o municipales, la finalidad es que se puedan cumplir con obras que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos.
Aunque se espera que los tres niveles del Estado gasten y ejecuten obras para dinamizar la economía, muchas veces existen dudas sobre la eficiencia gubernamental. Desde velar por que parte del presupuesto se gastó, a cómo se ejecutó este gasto, son algunas interrogantes que suelen surgir.
En esta ocasión, revisaremos el informe de “¿Cómo se gastan los presupuestos públicos en las regiones y municipios?” del Instituto de Estudio Peruanos (IEP), así como algunas cifras relevantes del Presupuesto Institucional de Apertura (PIA).
¿Cómo los gobiernos regionales aprovechan el presupuesto?
Lo que debería ser, y lo que (en algunos casos) termina siendo
Inicialmente, la idea de otorgar un presupuesto a esta clase de instituciones es que, tras reuniones con representantes locales, se pueda asignar eficientemente los recursos y resolver los problemas de la población. Asimismo, las empresas que ejecutan estas obras tienden a contratar temporalmente a trabajadores, hecho que puede contribuir con reducir la pobreza, particularmente en espacios rurales.
No obstante, puede que esto incentive a incorporarse a como de lugar en el aparato gubernamental, para fines de corrupción o estrategias políticas. Sobre esto último, el «objetivo» sería ganar influencia zonal para futuras elecciones mediante clientelismo.
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¿Cómo ha cambiado el presupuesto de los gobiernos regionales?
Teóricamente, el mecanismo de asignación de recursos inicial es el Presupuesto Institucional de Apertura (PIA), el cual busca ser transparente en función. No obstante, el IEP comentaría que este no necesariamente sería técnico, debido a las gestiones y negociaciones entre alcaldes y congresistas. Asimismo, se modifica la disponibilidad inicial con el Presupuesto Institucional Modificado (PIM) solicitando más recursos, aunque el presupuesto e inversiones previas no se hayan ejecutado en su totalidad.
Otro elemento que preocupa es que muchos proyectos pasan la etapa de formulación y comienzan a ejecutarse, pero terminan paralizados. Esto se debe a que no necesariamente se contratan especialistas sectoriales para la evaluación y formulación de proyectos. Las principales razones de paralización van desde incumplimiento de contratos, problemas de expedientes técnicos y saneamiento de terrenos.
Para aterrizar la idea de las estrategias políticas, podría asumirse esto para el siguiente ejemplo. Revisando las obras de saneamiento a nivel regional, destacan los considerables incrementos en años previos a elecciones municipales (2014, 2018, 2022) para el caso rural, así como los niveles bajos de presupuesto en los años intermedios. Del mismo modo, considerando la importancia de estos proyectos para el bienestar de la población, su avance de ejecución también deja mucho que desear.
Aunque en su momento se intentó corregir las distorsiones existentes en términos de gestión con los presupuestos participativos, no ha permitido resolver problemas de diseño ni de sistema de inversión pública.
Consideraciones Finales
Las elecciones regionales y municipales están a la vuelta de la esquina y las promesas realizadas por los candidatos siempre son dan que hablar en estos procesos. Lastimosamente, ya no se trata de lo que puedan prometer o no, sino de lo que puedan cumplir, aunque la mayoría no necesariamente interioriza eso.
En tiempos difíciles, se trata de buscar convertir escenarios problemáticos en oportunidades de ganancia. A nivel de gobiernos regionales y municipales, son determinantes a la hora de definir los proyectos que contribuyan con el bienestar de las personas. No obstante, revisando las cifras pasadas, quienes ganen las elecciones a nivel regional tienen muchos retos que asumir, y resolver pendientes de los gobiernos anteriores.