Después de ver el minidocumental La crisis OCULTA del agua, de César Hernández, no dudé en seguir el hilo de este tema tan poco controversial que motivadamente obviamos, pero que revela la problemática detrás del consumo del que es, quizás, el recurso más necesario y escaso del planeta.
La complejidad por la diversificación del consumo del agua en diferentes actividades económicas y satisfacción de necesidades básicas, logra que sea difícil identificar por dónde empezar a buscar soluciones.
No es secreto que este recurso acuífero es y ha sido necesario para la existencia del hombre. «Sin agua no hay civilización, sociedad, ni vida».
La crisis invisible: ¿qué significa el agua para la sociedad?
Durante décadas se ha discutido sobre la contaminación del agua y sus consecuencias fatales en la existencia de la sociedad. Sin embargo, las medidas de concientización sobre este recurso solo se han limitado a cambios de hábitos domésticos que no representan el verdadero porcentaje de su desperdicio ni contaminación.
Hoy, la demanda del consumo del agua, que se identifica comúnmente con el consumo de agua embotellada y potable, ha superado cuantiosamente a la oferta en países como México, España, Reino unido y otros.
Esto no solo demuestra que la sociedad relaciona el consumo y desperdicio del recurso con dos aspecto tan limitados como agua potable de uso doméstico y agua embotellada; sino que, deja a la vista las políticas económicas incrédulas y cero sistemáticas que no guardan relación con los diferentes tratamientos legales y constitucionales.
Esto quiere decir que hay un desinterés por parte de muchas autoridades y personas en el poder sobre el consumo básico e imprescindible del agua. Y que, muchos de los países que dependen de exportaciones y sufren por su escases, no pueden imitar políticas y proyectos que solucionen el consumo de agua embotellada (que solo acrecienta el problema) y la escases del agua potable (como La reutilización directa del agua en Namibia).
Los tratados que se han discutido en diferentes convenciones, han finalizado en consensos que poco o nada de justicia le hacen a las gestiones de dichos países. Por otro lado, el agua al ser un derecho DESCA (Derecho constitucional progresivo) defiende el bajo desempeño al tratar de satisfacer esta necesidad.
Fuente: Politika UCAB
¿Qué dicen los expertos?
El FEM (Foro Económico Mundial) reconoció e identificó esta crisis de escasez acuífera como el factor de riesgo más importante del siglo. Cabe resaltar del anterior párrafo, que este consumo (en general) alteraría también la calidad del recurso.
Según The Safe Drinking Water Foundation, hay almenos 138 contaminantes físicos, químicos y bacteriológicos que no debe tener el agua potable. En México el problema se agrava porque el 70 % de las tuberías de suministro de agua son de asbesto, el cual es cancerígeno.
El problema se relaciona con la calidad y manteamiento de tuberías y suministros de agua. En muchos de estos se desconoce el tratamiento del agua, dificultando su consumo directo. Además, el mal funcionamiento de los suministros ha sido causa de derroches de agua sin uso.
Otros factores de consumo de agua que «no podemos ver»
El agua tiene multiplicidad de usos; sin embargo, a nivel mundial, el 70 % de la demanda se da en el uso de la agricultura. Esta realidad puede variar de país en país: la demanda es de 95 % en Vietnam y menos de 1 % en Alemania. Depende del clima, tipo de cultivos, tecnología, estructura económica, etc.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 70 % de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come. La huella hídrica se entiende por la cantidad de uso del agua por parte de los productores y consumidores.
Véase la nota de ¿Sabes cuánta agua se necesita para producir lo que comes? por RPP Noticias
El ciclo del desperdicio
Este consumo para la producción de todos los alimentos tiene un ciclo lamentable pues anualmente se desperdician toneladas de comida. Más de la mitad por consumo doméstico.
El «Índice de desperdicios de alimentos 2021» expone una cifra aterradora: el 2019, hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados. Esto sugiere que el 17 % de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura; así como montones de toneladas de agua.
Muchas veces las políticas y gestiones que buscan deshacerse de los desechos, terminan contaminando mares, bosques, y otros ecosistemas. Un ciclo de contaminación de nunca acabar.
Véase la note de Las impactantes cifras que deja el desperdicio de comida en el mundo (y cuáles son sus efectos) por BBC news
No es SOLO la responsabilidad de las personas
La estrategia del Fast Fashion también está ocasionando su propia huella y ciclo de desperdicio. Siendo calificada como «causa de emergencia medio ambiental» por la ONU, ya que considera que la moda «low cost» produce consecuencias negativas al planeta.
Otras industrias también generan su propia huella, su ciclo de desperdicio y contaminación. Como las industrias de tecnología, textil, minera, ganadera y,s obre todo, de energía como las plantas de carbón.
Las consecuencias son varias. No solo se limitan a la acumulación de contaminación, sino al aumento de la problemática de escases y sequías que ha sido un factor causal de conflictos en Medio oriente y que al acrecentarse podría desatar water wars en cualquier parte del mundo.
Véase la infográfica para más información aquí, por The world Bank
La aptitud y acciones correctas
La nota de Circel of blue «19 soluciones por expertos frente a la crisis mundial de agua dulce», deja en claro que las soluciones deben ser profundas y deben de provenir de la fuerza coercitiva del Estado.
Este último es necesario para poder regular directamente las actividades económicas en muchas industrias y en todas las escalas. Así también para modelar los hábitos presentes en las sociedades, como se plantea en parte de la tesis Teoría tridimensional del derecho, por Miguel Reale.
Países como Chile y Perú han optado por marcos legales que prioricen el mantenimiento del recurso. La Ley de Recursos hídricos, cuya finalidad es lograr el uso óptimo a través de tipos de permiso del gobierno, en Perú; y, en el caso de Chile, los equipos de monitoreo.
Está también la creación de tecnologías y proyectos sostenibles en ciertas actividades económicas donde previamente se ha analizado el óptimo potencial de manera objetiva. Además de implementar planes educativos para el consumo y estilo de vida de las siguiente generaciones; como promover la divulgación del asunto.
Para finalizar, el precio de este recurso no representa el verdadero costo que contiene en su comercialización. Sin embargo, no es sencillo definir y detectar el problema en unas cuantas hojas. Es necesario que se internalice la importancia del agua en nuestra existencia. Tomar conciencia no solo de manera individual, sino colectiva.