Estas últimas semanas ha sonado con fuerza el tema de los datos personales en el Perú. Ya sea por filtraciones de datos a gran escala de instituciones, o por “defunciones” emitidas a personas que todavía siguen con vida, son hechos que están generando desconfianza sobre como se utilizan estos datos. En esta ocasión revisaremos algunos insights sobre la economía de los datos, así como los retos sobre la protección de estos.
Realidad económica de los datos personales
No se puede decir que esta transformación tecnológica es un cambio estructural radical, sino que el fenómeno ha sido progresivo gracias a continuas innovaciones. La información es un input indispensable para la producción en distintos sectores, y contar con asimetrías o incertidumbre sobre esta variable puede marcar la diferencia.
Es por eso que los diversos modelos de negocio actualmente buscan sacar el máximo provecho de las bases de datos existentes. La economía busca explicar distintos fenómenos abstrayendo fragmentos de una realidad, y según Ontiveros y López (2017), estas bases simplifican la obtención de atributos o características, pero traen consigo nuevas reglas de juego.
No obstante, su uso también involucra derechos, surgiendo interrogantes sobre la propiedad y aprovechamiento sin vulnerar las libertades de los demás. Ante esto, la necesidad de proteger apropiadamente los datos se vuelve sumamente relevante, introduciendo nuevas y posibles alternativas sobre regulación.
Regulación de datos personales en el Perú
La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) confirma que, tras el choque pandémico, la digitalización de operaciones es más que un hecho. Aunque estos procesos puedan facilitar trámites e interacciones entre agentes, involucra también responsabilidad sobre la entrega, uso y protección de los datos personales.
En el Perú, desde el 2011 se cuenta con la Ley N°29733 que busca establecer los derechos, principios y condiciones clave sobre estos datos. Según el Manual de Protección de Datos Personales brindado por la Defensoría del Pueblo, los pilares en los que se basan para guiar el uso de datos personales son:
- Legalidad: La recopilación y tratamiento de datos personales debe realizarse de acuerdo a los requisitos y disposiciones que la ley establece.
- Consentimiento: Para realizar el tratamiento de estos datos, se requiere la autorización del titular.
- Finalidad: La recopilación y tratado de los datos personales debe contar con una justificación determinada, explícita y lícita. Pueden excluirse actividades de valor histórico, estadístico o científico, al utilizarse un procedimiento de disociación o anonimización.
- Proporcionalidad: El tratamiento de estos datos debe ser conforme a su finalidad, sin caer en excesos.
- Calidad: Los datos a tratar deben ser veraces, exactos y, si la situación lo permite, actualizados.
- Nivel de protección adecuado y seguridad: En el flujo transfronterizo de datos personales, se debe asegurar un mínimo nivel de protección de datos personales a tratar. Asimismo, el titular del banco de datos personales y encargado del tratamiento de estos deben asegurar la protección de los datos administrados.
¿Los peruanos confían en cómo tratan sus datos personales?
La respuesta simple es que no todos confían en el resguardo de sus datos. Actualmente, alrededor del 27% de peruanos desconfía del uso de sus datos personales por bancos. Es decir, a pesar de que la protección de datos personales es un derecho fundamental y cuentan con una normativa establecida, casi la cuarta parte del país no confía en como se utilizan sus datos.
Como algunos antecedentes, en septiembre del 2020 el Banco de Crédito del Perú sufrió un ataque cibernético en el que se accedieron a sus bases de datos, vulnerando la confidencialidad de estos. Asimismo, los delitos informáticos han ido en aumento, registrando un 65% más de casos en el 2021, comparado con el año anterior.
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Consideraciones Finales
Las constantes innovaciones tecnológicas impactan en como funciona una economía. La llegada del Big Data permite convertir escenarios problemáticos en oportunidades de ganancia, al albergar una inmensa cantidad de datos para análisis especializados.
No obstante, garantizar el respeto y uso apropiado de los datos se convierte en un reto cada vez más complicado. Si no se actúa con rapidez, cada vez serán más las personas que desconfíen de quienes manejen sus datos personales, y podrían a llegar a ser cada vez menos transparente los análisis que involucren estos datos.