Después de dos años de pandemia, el mundo no ha vuelto a ser igual. En países como este, la mortalidad ha sido todo un reto. Aún así, gracias a la vacunación, esta clase de problemas disminuyó. La economía global continúa en proceso de apertura, por lo que la vacunación se mantiene como una estrategia a utilizar para lograr este objetivo, apuntando así a reducir fuertemente los efectos de la pandemia.
Este es justamente uno de los principios del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que otorgó US$ 120 millones al Perú para reforzar su plan de vacunación. En una reunión con el presidente Pedro Castillo, el diálogo con el presidente del CAF giró en torno a los proyectos que se ejecutan en el Perú y la cooperación técnica que brinda el banco para mejorar la calidad de vida de la población nacional.
El rápido desembolso se dio como parte de un programa dirigido a ayudar a países de la región a ejecutar los planes de vacunación y fortalecer los sistemas de salud. Esto se hace reconociendo y promoviendo las medidas que aplican los gobiernos para mitigar los impactos en el sistema sanitario por efecto de la pandemia.
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El papel de la vacunación
Las distintas proyecciones de crecimiento de instituciones como CEPAL, BM, entre otros, sostienen el crecimiento positivo en un progresivo proceso de vacunación. Pero ¿por qué es tan importante?
Es cierto que la vacunación promueve un mayor dinamismo entre las personas, devolviéndonos a tiempos antes de la pandemia. Dado que existe una brecha tecnológica en aspectos no solo laborales, este procedimiento permite crecer el nivel de empleo. Sin embargo, no es la única razón.
Mostrar avances en la vacunación permitirá mantener el atractivo como país a los ojos del mundo. Recordemos que la inversión constituye un elemento necesario para el desarrollo del país. Un ejemplo de esto es la presente ventaja respecto a la debilidad del dólar y el silencio político, que podría mantenerse si demás factores siguen bien cuidados.
Pero un factor que puede ser trascendental, es la confianza. Y no hablamos de confianza hacia el país, sino en las instituciones. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la ausencia de este acrecenta los desafíos crónicos de desigualdad y bajo crecimiento. Después de todo, las políticas diseñadas son las que promueven y frenan estas variables, las cuales se basan en confiar. La vacunación y el respeto por las normas se basan tambien en este principio.
Es importante para las organizaciones que dirigen el Estado reconocer el impacto de su desempeño. El informe muestra que la confianza puede impactar en los niveles de informalidad, crecimiento y desigualdad, creando problemas propios de la estructura económica latinoamericana. Se podría decir incluso que el bajo respeto por las normas de sanidad que hicieron del país uno de los peores lugares para vivir en la pandemia son consecuencia de la débil confianza y cohesión que al mismo tiempo motivó un bajo crecimiento.