En un discurso transmitido el sábado por la noche, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, admitió que su ejército inició una ofensiva militar en territorio ruso.
El martes pasado, Kyiv lanzó un ataque sorpresa contra su vecino a través de la región fronteriza de Kursk, en el oeste de Rusia. Así, avanzó rápidamente más de 10 kilómetros dentro del territorio ruso. Esta acción representa la incursión más profunda en suelo ruso por parte de las fuerzas ucranianas desde que el Kremlin inició su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022.
Desde Moscú, han prometido una «respuesta dura» a lo que llaman «ataques terroristas que solo buscan intimidar a la población pacífica de Rusia». Sin embargo, la ofensiva ucraniana no ha logrado alejar los combates de su propio territorio. En las primeras horas del domingo, Kyiv y varias otras ciudades ucranianas fueron atacadas por el ejército ruso con drones y misiles, según informaron las autoridades locales.
Aclarando el panorama
Zelensky, en su discurso, agradeció a los «guerreros» ucranianos y afirmó haber discutido la operación en Rusia con el principal comandante militar del país, Oleksandr Syrskyi. «Ucrania está demostrando que puede restaurar la justicia y ejercer la presión necesaria sobre el agresor», añadió el presidente.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso asegura que «se han frustrado los intentos de grupos enemigos de penetrar en territorio ruso con vehículos blindados». Además, informaron que en las últimas 24 horas, 230 soldados ucranianos habrían muerto y 38 vehículos blindados habrían sido destruidos. No obstante, en el terreno, las fuerzas del Kremlin parecen tener dificultades para contener a las tropas de Kyiv.
Más de 76.000 personas han sido evacuadas en la región de Kursk, siendo las últimas en el distrito de Belovsky, a unos 110 kilómetros al sur de la capital regional. Ello según informó el gobernador de la región, Aleksei Smirnov. En otras zonas, los residentes han decidido marcharse sin esperar a lo que las autoridades decidan. Esto lo confirmó el gobernador de la región de Bélgorod, Viacheslav Gladkov.
«Un gran número de residentes optaron por abandonar temporalmente Krasnaya Yaruga y los pueblos cercanos durante la noche, aunque no teníamos información de que fuera necesaria la evacuación, por lo que tales decisiones no se tomaron ni se han tomado aún», dijo Gladkov.
Moscú ha impuesto el régimen «antiterrorista» en tres zonas fronterizas con Ucrania para enfrentar la situación. Esta decisión permite a las autoridades de las regiones de Kursk, Belgorod y Bryansk restringir el movimiento de personas y vehículos. Además, pueden intervenir llamadas telefónicas, entre otras medidas. Asimismo, este domingo, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zakharova, aseguró que Kyiv pagaría por sus acciones. Ellas las calificó como «sin sentido desde un punto de vista militar».
Esta ofensiva ucraniana se produce después que las fuerzas de Kyiv han estado intensificando sus esfuerzos para recuperar el control de territorios ocupados por Rusia. Según informes, miles de soldados ucranianos han cruzado la frontera y han logrado tomar posiciones en la región de Kursk. Esto ha llevado a Moscú a desviar recursos para contrarrestar esta incursión.
Los informes indican que, a medida que las fuerzas ucranianas avanzan, se están encontrando con una resistencia significativa. Sin embargo, también están logrando capturar equipamiento y suministros rusos. Esto no solo mejora la moral de las tropas ucranianas, sino que también les proporciona recursos valiosos en el campo de batalla.
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Reacción internacional
La confirmación de Zelensky ha generado reacciones mixtas en la comunidad internacional. Algunos países han expresado su apoyo a las acciones de Ucrania, viéndolas como una legítima defensa contra la agresión rusa. Sin embargo, otros han advertido sobre las posibles repercusiones de una escalada en el conflicto. Se teme que esto pueda llevar a una mayor intensificación de las hostilidades y a un aumento de las bajas civiles.
Asimismo, la agencia nuclear de las Naciones Unidas instó a Rusia y Ucrania a «ejercer la máxima moderación» a medida que los combates se acercan a la planta de energía nuclear de Kursk, una de las mayores instalaciones de este tipo en Rusia. El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, exigió que se tomen medidas «para evitar un accidente nuclear con el potencial de graves consecuencias radiológicas».
Esta planta nuclear se encuentra a unos 60 kilómetros al noreste de la localidad rusa de Sudzha.