Seis de noviembre de 2023. El reloj marcaba las seis y media de la mañana. Víctor Francisco de la Cruz Dávila murió en el Hospital Naval del Callao. Perdió la batalla contra la diabetes. Una enfermedad que pasó de 25 807 casos en 2019 a 31 302 en 2022, según las cifras del Ministerio de Salud. La música perdió a uno de los máximos exponentes del bolero.
Nació el 10 de enero de 1946 en el Callao. Él mismo confesó que desde pequeño era inquieto y mujeriego. Por su conducta donjuanesca se ganó el apelativo de Iván, en alusión al primer emperador de Rusia. Y con tan solo once años comenzó a cantar valses. Sabía que tenía un don para el canto. Pero se alejó momentáneamente de la música cuando en la década de los sesenta ingresó como enfermero naval a la Escuela Técnica de la Marina de Guerra. Por aquella época compartía momentos romancerescos con Julia Flores. Todos pensaban que se trataba de un amor de adolescencia hasta que contrajeron nupcias en 1966.
Cuando aún laboraba en la armada peruana, tomó la decisión de participar en los concursos de canto que organizaban los productores de radio y televisión. Y llegó la oportunidad que tanto esperaba. En medio de la plaza Manco Cápac interpretó Todo me gusta de ti. Con ese tema de Alberto Beltrán ganó la competencia. El público quedó fascinado con la voz melodiosa de Iván. Entre los espectadores se encontraba Julia Flores. A ella le dedicó la canción. Un detalle que Julia siempre recordará.
Fama y vicio
Fue a principios de los años setenta cuando renunció al puesto que tenía en la Marina de Guerra para dedicarse a la música. Empezó como baladista. Luego incursionó en el bolero por recomendación del productor Marco Antonio Collazos González. Y en 1975 grabó Me dices que te vas y Mozo, deme otra copa en el sello discográfico de Collazos. De un momento a otro, las cantinas convirtieron en himno las canciones de Iván Cruz. Así obtuvo el apelativo de «El ídolo del bolero».
Pero la fama hundió al bolerista en el mundo bohemio. Se emborrachaba, se drogaba y se acostaba con varias mujeres. Después aparecía en casa con un aspecto calamitoso, como si nada hubiera ocurrido. No era el mismo Víctor Francisco de la Cruz Dávila del que Julia Flores se había enamorado. Con el transcurso del tiempo se hartó del comportamiento de Iván y se divorció de él. No podía aceptar las infidelidades ni los maltratos físicos del Rey del bolero. El cantante perdió a su familia.
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La fe de Iván Cruz
En 1998 los médicos diagnosticaron pancreatitis crónica a Iván Cruz. Y se internó en clínicas de rehabilitación por voluntad propia. Pero volvía a recaer en la mala vida. Seguía despilfarrando el dinero en tragos, drogas y vampiresas. Hasta que el 8 de enero de 2000 se despertó en un cuartucho rodeado de alcohol y narcóticos. No había nadie. Apenas se levantó de la cama se miró en el espejo. No reconoció al sujeto que estaba contemplando. Llorando a lágrima viva, se arrodilló y pidió ayuda a Dios para alejarse de los vicios. El Todopoderoso escuchó la petición del bolerista. Iván Cruz se arrepintió dos días antes de cumplir 54 años.
Durante la etapa de recuperación, inició una relación con una mujer cristiana. Aunque no prosperó el amor, la damisela le recomendó que reconquistara a la madre de sus cinco hijos. Acató la sugerencia y tardó ocho años en conseguir el perdón de Julia Flores. Y en el 2010 se casaron de nuevo. Ambos juraron por segunda vez que únicamente la muerte acabaría con su romance.