Ayer, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el registro de la primera vacuna rusa contra la covid-19. Siendo así, el primer país en autorizar su distribución progresiva, el mandatario aseguró que la vacuna cumple con todos los requisitos necesarios, y que su hija estaba dentro del grupo de personas que la probó.
«Ella participó en el experimento. Después de la primera inyección su temperatura subió a 38 grados, el día siguiente tenía 37,5 y eso fue todo. Luego de una segunda inyección su temperatura subió ligeramente, y luego regresó a la normalidad», explicó el mandatario ruso.
La vacuna fue celebrada en Moscú como prueba del gran progreso científico de Rusia. El ministro de Salud ruso, Mikhail Musashko, señaló que la vacuna demostraba ser «altamente efectiva y segura», asimismo la calificó como una victoria para la humanidad. Putin señaló que la producción masiva iniciará muy pronto, y que estaría primero disponible para médicos y maestros para finales de agosto e inicio de setiembre, mientras que el resto de ciudadanos podrán acceder a ella en enero de 2021.
Por otro lado, algunos miembros de la OMS se mostraron escépticos frente a la aprobación de esta vacuna. Según datos de esta entidad internacional, más de 150 vacunas contra la covid-19 se encuentran en fase de desarrollo y experimentación. Entre las cuales, solo hay 28 que se encuentran realizando ensayos clínicos, y solo 6 en la última fase del proceso. La vacuna Sputnik V no ha terminado de pasar por las últimas dos etapas de escrutinio que recomiendan las normas internacionales.
«Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad», señaló el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic. Asimismo, también Christian Lindmeier, otro vocero de la OMS, resaltó la importancia de encontrar una vacuna que funcione y que haya pasado por todas las etapas.
El director del fondo soberano de Rusia, Kirill Dmitriev, aseguró que ya tienen solicitudes internacionales por más de mil millones de dosis. Entre estos países se encontrarían los Emiratos Árabes Unidos, Filipinas, y países latinoamericanos como Nicaragua, Cuba y Brasil. Estos dos últimos, según la agencia cubana Prensa Latina y el Instituto de Tecnología de Paraná, estarían en conversaciones con Rusia para la producción y distribución de la vacuna. Mientras que el mandatario nicaragüense, Daniel Ortega, adelantó su disposición a producir la vacuna en Managua e incluso, a servir de distribuir para Centroamérica.