Explosión agrava crisis económica y reaviva tensiones en el Líbano. Miles de personas salieron a las calles a pedir la renuncia inmediata de las autoridades políticas, y reclamaron por una investigación exhaustiva del origen y los culpables de la tragedia.
La deflagración trajo consigo el fallecimiento de más de 150 personas, 6 mil heridos, y la damnificación de más 300 mil ciudadanos que se han quedado sin hogar.
La crisis política ha salido a flote, y las protestas por la tragedia, se suman a que el país ya se enfrentaba a la peor crisis económica de los últimos años. Agregado también a los escándalos de corrupción, la clase media en el Líbano sufre una histórica caída de la moneda, el aumento de precios, y vive un contexto de recortes salariales y despidos masivos.
“La moneda nacional ha experimentado una dura devaluación, el nivel de endeudamiento del país de su deuda externa equivale al 170 por ciento del PIB, hay un alto desempleo y hay muchas quejas de sectores sociales por el manejo que el gobierno de coalición le ha dado al país”, explicó a EL TIEMPO Janiel Melamed, doctor en Seguridad Internacional y profesor de la Universidad del Norte.
Desconfianza al sistema
«Las personas están hartas», señala Al Asmar, presidente del Centro Libanés de Derechos Humanos. Quien cree que las personas han abandonado su confianza en el sistema de gobierno, y temen que las autoridades utilicen un chivo expiatorio para que evitar investigaciones más exhaustivas.
A pesar de que las autoridades han anunciado una investigación, y que han puesto bajo arresto domiciliario a varios funcionarios. Entidades internacionales han pedido que se lleva a cabo un trabajo independiente, debido a sus «repetidos fracasos».
Protestas y renuncias sucesivas
Ayer, ciudadanos libaneses salieron a las calles a protestar ingresando a la fuerza a varios ministerios mientras que otros miles marcharon en las calles. Las fuerzas armadas enfrentaron a los manifestantes disparando gas lacrimógeno.
El día de hoy, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, según un ministro bajo anonimato, anunciaría la disolución de su gabinete este lunes por la noche. Esto, tras las sucesivas renuncias de los miembros de su equipo.
Se teme que la crisis económica también tenga como consecuencia conflictos sociales, en un país donde cohabitan católicos, maronitas, ortodoxos, musulmanes, y refugiados palestinos y sirios. Se cree que la democracia consolidada en el Líbano puede verse afectada por la explosión y las posibles tensiones intercomunitarias.