El nuevo espectáculo de Preludio apuesta a la conciencia social.
Tres historias
“Nací para quererte” producida por Denisse Dibós y escrita por Mateo Chiarella, cruza tres historias ambientadas en la época de los 60, 80 y 2000, donde las regiones de la Costa, Sierra y Selva son ambientes de abuso, corrupción y violencia. Las historias no están basadas en hechos reales, son un espejo de lo que sucede alrededor y lo que un hecho teatral no puede ocultar. Canciones populares se representan dentro de un elenco heterogéneo que están muy conectados con el drama y mantienen las atmosferas de tristeza, ruido y dolor de cada una de las historias.
Comienza el espectáculo con el personaje de «Mil Caras» interpretado por Paul Martin, un narrador entre penumbras que propone quitar la máscara a los episodios y dividir el pensamiento de los espectadores. Un alma presente y oscura que busca salir de la injusticia, para nacer en un nuevo pensamiento sobre la nación.
El primer acto – la historia de los años 60- nos regala un inicio con lo mejor que tiene Preludio, acaparar los espacios escénicos con un ritmo único; música, diversidad, técnica por parte de los bailarines y proyecciones, que se contrastan con una historia de abuso de poder, que se desarrolla en la costa con un patrón que ejerce indiferencia hacia los derechos de sus trabajadores. Una puesta en escena que marca, desde la escenografía, una perspectiva que entona la desigualdad frente a los poderosos. Las proyecciones estilizan la escena y proponen un espacio lumínico impactante.
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Volver a nacer en la escena
La historia ambientada en los 80, nos lleva a la Sierra y está vinculada al terrorismo; desde una superficie se demuestran los perfiles de los personajes, su costumbrismo , creencias y que frente a la ideología, se destaca que para un formato musical existen recursos para expresar con desgarro estos episodios en canciones y coreografías. Preludio elige un relato válido, mientras entre las tinieblas del segundo acto aparece como hilo conductor el villano que reclama un despertar, y cierra la función con la última historia- en el año 2000- donde la Selva es coreografía de color y libertad de movimiento que oscurece con personajes que trasgreden todas las normas sociales a través de los cuerpos, donde las mujeres son víctimas. Un destacado solo de danza, que interactúa la escena con una imagen de arte shipibo que conecta con la cosmovisión. En esta segunda y tercera parte del espectáculo está el objetivo del Preludio; empezar a profundizar en temas que provienen de la memoria; lugares y zonas donde existe un grito. La luz, se enciende en la dramaturgia actual dentro de un teatro que necesita cambiar el presente.