La Organización Mundial del Trabajo (OIT) publicó un tuit señalando que el 60 % de los empleados a nivel global se encuentra trabajando sin un contrato. El tuit fue acompañado con un gráfico que indica que el Perú está entre los países con un porcentaje de entre 90 a 100 % de los trabajadores sin contrato indefinido.
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No todos los contratos son iguales
Es importante hacer la distinción entre contrato indefinido, contrato a plazo fijo y contrato de locación de servicios. El contrato indefinido, como su nombre lo explica, no tiene fin. Es decir, no tiene una fecha determinada en la que vence el contrato. A diferencia del de plazo fijo, que se estipula su fin y entra en período de renovación o terminación. Finalmente, tenemos el contrato de locación de servicios que se estipula en un período determinado para un trabajo específico. Este tiende a carecer de los beneficios de los otros tipos de contrato.
Volviendo a la información publicada por la cuenta de Twitter de la OIT, el gráfico mencionado no cuenta con fuente ni leyenda. En otras palabras, no indica de dónde se sacó la información para elaborarlo, ni cómo interpretarlo. Solo ingresando a la página de la OIT es que se puede acceder a la leyenda. En ella se indica que el Perú acompaña a otros países como China e India, que también cuentan con un alto porcentaje de trabajadores sin contrato indefinido.
En la página se puede acceder a un estudio que versa sobre la naturaleza cambiante del trabajo. Dicho trabajo lo realizó la oficina de la OIT en Asía Pacífico. No se puede observar, en el estudio, ningún duplicado del gráfico en cuestión.
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En búsqueda del dato
Sin embargo, una variación de este dato se repite en instituciones peruanas. El Instituto Peruano de Economía (IPE) advirtió, en una nota de enero del 2020, que, según el estudio «Panorama laboral 2019», más del 90 % de los jóvenes de entre 15 a 29 años no cuentan con un contrato indefinido. Este dato se basa en las encuestas nacionales de los hogares de los países. El INEI es la entidad encargada de realizar dichas encuestas.
Sin embargo, la población empleada en el Perú no solo se compone de jóvenes de entre 15 a 29 años. Según la misma INEI, en su estudio titulado «Evolución de los indicadores de empleo e ingreso por departamento, 2007-2021» el porcentaje total de trabajadores que cuentan con contratos indefinidos es de un 14,4 por ciento para el año 2021. En el 2015, año en que se elaboró la gráfica de la OIT, ese porcentaje sube al 15,6 por ciento.
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Problema público-privado
Eso significa que el Perú no cuenta con más del 90 % de trabajadores sin contratos indefinidos, por más de que estemos cerca a ese número. Esto refleja una problemática más a fondo sobre la situación laboral en el país. En el mismo estudio realizado por el INEI, se indica que este tipo de contratos se viene utilizando mucho menos en el sector público. Para el año 2007, los contratos indefinidos en el Estado eran de un 52 % del total de contratos. Para el año 2021, ese número cayó a un 41,1 %.
El sector privado tampoco es que ayude a incrementar la seguridad laboral del trabajador, pues tiene una media de 10,42 % de contratos indefinidos en los 12 años que se recogieron para la elaboración del estudio. Es más, el dato de la gráfica de la OIT sería verdad si es que solo se midiera el sector privado en el año 2021, pues este registra un 9,1 % de contratos indefinidos.
Contrato indefinido, seguridad laboral
El valor del contrato indefinido suele descartarse por la flexibilidad empresarial y laboral. Sin embargo, las recomendaciones de la misma OIT señalan que deberían ser más prominentes. Esta tendencia del Estado de reducir la cantidad de contratos es peligrosa. Podría llevarnos realmente a estar en la misma línea laboral que países como China e India.
Esto no exculpa a una organización internacional, del calibre de la OIT, de publicar desinformación. Si bien no hay mala fe detrás de ello, el renombre que se le otorga a la data puede llevar a periodistas reconocidos a tomarlo como parte de la realidad. Si bien el problema existe, todavía estamos a tiempo para evitar que el dato se vuelva realidad.