Cerca de 15 millones de chilenos acudieron a las urnas el pasado domingo 4 de septiembre, para definir sí aprobaban o no el texto de la nueva Constituyente, que fue el resultado de las masivas manifestaciones ocurridas en 2019 en el país sudamericano.
La respuesta mayoritaria del pueblo chileno se vio reflejada en un “No”, que logró sacar un 62% de los votos, frente a un 38% que voto por el “Sí”. Destacable la cultura democrática de Chile en rechazar una Constitución, la cual muchos sectores políticos y civiles nunca estuvieron de acuerdo. Esto debido a las estridencias que estas representaban y que eran incongruentes con el espíritu democrático que los chilenos esperaban tener con una nueva Constitución que los identificara como Nación.
Razones para rechazar la nueva Constitución
Entre las propuestas más inaceptables para la mayoría de chilenos se puede destacar el texto en el cual se afirma que Chile es un “estado plurinacional”, copia del texto de la constitución boliviana que planteara en su momento el expresidente Evo Morales, que representaba para los mapuches una degradación de su realidad. Misma ley que iría acompañada con la aplicación de múltiples sistemas de justicia que se tendrían tras el reconocimiento de las nuevas poblaciones indígenas; cabe destacar que están no pasan el 13% del total de la población mapuche.
Asimismo, el planteamiento de la eliminación del Senado, que sería sustituido por una Asamblea Regional; el texto en donde no se especificaba el límite de tiempo para la interrupción voluntaria del embarazo en Chile y muchas otras propuestas que desmembraban y ponían en desacuerdo a la población chilena. Tras conocerse la aplastante victoria del rechazo a la nueva constituyente, el presidente chileno Gabriel Boric emitió un mensaje a la Nación aceptando con humildad la respuesta del pueblo chileno tras el plebiscito. Además, se comprometió a trabajar con más empeño y respeto para encontrar una nueva propuesta que contribuya a fomentar la unidad de país.
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Derrota para la izquierda chilena
La aplastante victoria de no representa una gran derrota tanto para el gobierno del izquierdista Boric como para la izquierda más radical chilena de querer cambiar todo el sistema, sin concertar con todas las voces de los sectores políticos durante la discusión de la constituyente. A pesar que el gobierno de Boric prometió hace un mes que se discutirían a futura algunas de las propuestas más polémicas, para la mayoría de chilenos era insensato votar a favor de una nueva Constitución que entraba a un referéndum bajo la promesa de ser cambiada a futuro, lo que llevó a su rechazo absoluto.
Por consecuencia, tanto la derecha como los sectores de centro, hasta la izquierda de concertadora, llamaron a sus electores a votar en rechazo de esta constituyente, dado que, de haberse aprobado, generaría más confrontación en el país y no el equilibrio democrático debería reflejar una Constitución entre el pueblo con el Estado. Lo ocurrido en Chile también es una lección para los demás gobiernos de izquierda en América Latina, donde últimamente se plantean hacer cambios radicales y que de seguro generará repercusión en los demás gobiernos de la región.