Un día como hoy nació Adolf Hitler, uno de los hombres que encarnaban el mal absoluto. Fue un político, militar y dictador austriaco nacionalizado alemán. Su paso por el poder absoluto de la Alemania nazi dejó grandes hechos históricos que hasta el día de hoy recordamos.
Hitler fue un líder innato y un dictador indiscutible de Alemania desde 1933 cuando llegó al poder, hasta el 30 de abril de 1945 cuando se suicidó en su búnker en Berlín.
Nacido en Austria en 1889, bajo un entorno familiar hostil, al principio no tuvo éxito en la vida y se convirtió en una persona errante en la Viena anterior a la Primera Guerra Mundial. En 1913, huyó de Austria y sirvió en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial.
A principios de 1920, se convirtió en el líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de extrema derecha (conocido como el Partido Nazi). Estableció un régimen totalitario durante el período conocido como Tercer Reich o Alemania nazi.
El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden basado en la absoluta hegemonía de la Alemania nazi en el continente europeo. Inició la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939 y fue una figura clave en la perpetración del Holocausto.
LEE TAMBIÉN: ¿Sabes qué es la Real Academia de la Historia?
El artista frustrado
Antes de adentrarse en el campo militar y en la política, Hitler, a sus 18 años soñaba con convertirse en artista. Su abusivo padre quería que su hijo fuera funcionario de aduanas, como él. En 1907, tras la muerte de su padre y con la ayuda económica de su madre llegó a Viena en búsqueda de cumplir su sueño.
Luego de entregar dos veces, en 1907 y 1908, sus pinturas a la Academia de Bellas Artes de Viena y ser rechazado en ambas ocasiones, la institución consideró que el joven Hitler tenía más talento en la arquitectura que en la pintura. Pero esto requería que continuara con sus estudios secundarios, los cuales había abandonado y no estaba dispuesto a retomarlos.
El rechazo de la prestigiosa academia se debió al patrón repetitivo de las pinturas de Hitler. La mayoría de sus trabajos eran edificaciones y paisajes. Las personas y los animales no eran pintados o dibujados a menos que sean el centro de atención.
Frustrado por no poder estudiar alguna de las dos carreras y viviendo de pintar postales, a los 25 años, Hitler se enlistó en el ejército alemán en 1914, año en que inicia la Primera Guerra Mundial. Aun en el ejército, nunca dejó de pintar.
«Yo soy artista y no político. Una vez que se resuelva la cuestión polaca, quiero terminar mi vida como artista».
Adolf Hitler al embajador británico Nevile Henderson.
Un líder carismático
Además de ser conocido como un dictador, fue también un orador carismático que propugnó el nacionalismo radical y los puntos de vista virulentamente antisemitas. Basados en gran parte en el falso concepto de que los judíos fueron responsables de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial.
Según el político austriaco, la grandeza de Alemania sería restaurada con la eliminación de los judíos y otras razas inferiores. Así como de opositores políticos del nazismo y otros elementos indeseables de la sociedad. Hitler definió su fundamento ideológico en su libro Mein Kampf (Mi lucha).
Publicado entre 1925 y finales de 1926, el cual comenzó a escribir cuando estuvo preso después del fallido Putsch de la Cervecería de noviembre de 1923. Durante su estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro en el que expone su ideología junto con elementos autobiográficos.
Liberado ocho meses después, en 1924, Hitler obtuvo creciente apoyo popular mediante la exaltación del pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo. Sirviéndose de su talento oratorio apoyado por la eficiente propaganda nazi y las concentraciones de masas cargadas de simbolismo.
LEE TAMBIÉN: Enfrentamientos en Jerusalén por fiestas religiosas
Época del terror
Nunca se podrá precisar el número de judíos asesinados por los nazis. Los expertos manejan una cifra entre cinco y seis millones.
La mayoría de víctimas del genocidio nazi fueron asesinadas nada más bajar de un vagón en cámaras de gas de lugares que resuenan en la memoria como Auschwitz, pero también en otros de los que apenas quedan restos, como Treblinka, Belzec o Sobibor.
Hilberg, historiador austriaco nacionalizado estadounidense, famoso por sus estudios sobre el Holocausto, expresó todo el papeleo administrativo del terror para llegar a los 5,1 millones repartidos así: campos de exterminio, más de 3.000.000 de muertos; fusilamientos por los Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza), 1.300.000, y guetos y privaciones, 800.000.
Otro gran historiador del Shoá, Saul Friedländer superviviente él mismo del Holocausto, cuyos padres fueron asesinados en Auschwitz. Explica que “pese a diversos cómputos, no es posible la estimación exacta del número de víctimas”.
¿Por qué odiaba a los judíos?
El origen del odio contra los judíos de Hitler es desconocido. Él describe su pensamiento como antisemita en Mein Kampf como el resultado de una larga lucha personal.
En el período en el cual él vive y trabaja como pintor en Viena (1908 – 1913), su aversión a todo judío se hizo realidad. La mayoría de los historiadores opinan que Hitler ha inventado posteriormente esta declaración. De esta manera, podía lograr convencer a las personas que no creían, hasta entonces, en sus ideas.
Sobre el por qué del antisemitismo de Hitler existen también numerosas declaraciones fantasiosas. Una de ellas es que tal vez se avergonzaría, en parte, de su propia ascendencia judía.
Otra declaración por el antisemitismo está asociada a un trauma causado por un ataque con gas venenoso en la Primera Guerra Mundial. También, hay teorías que sugieren que Hitler tenía una enfermedad venérea, contagiada por una prostituta judía. Para todas estas explicaciones no hay ninguna prueba certera de las mismas.
Hitler culpa a los judíos de todos los males en el mundo. Alemania, según el líder nazi «está débil y en decadencia por la influencia judía«. Los judíos «pretenden dominar el mundo«, para lo cual, habrían de utilizar todos los medios posibles, incluido el capitalismo. Aquí, el dictador utilizó los prejuicios existentes que relacionan a los judíos con el poder financiero y sus ganancias.