Gabriel Boric, exlíder estudiantil y quien aún está por titularse de Derecho en Universidad de Chile, se convirtió en el presidente más joven de la historia de su país a sus 36 años. Este viernes, juramentó con la promesa de cambiar la historia y el rumbo del país.
En su gobierno, busca impulsar un Estado de bienestar con conciencia ecológica, feminista y capaz de reducir las desigualdades que pesan sobre la sociedad. El recién nombrado mandatario dirigirá un Estado dando el cierre a un ciclo de política tradicional.
Además, encabezará un país afectado por la revuelta social del 2019 y por la crisis económica que provocó la pandemia. Boric asume la presidencia con una crisis de credibilidad en la política, un recorte del gasto público en 22,5%. Asimismo, le espera una estimada desaceleración económica para este año, una gran migración irregular y un conflicto histórico de tierras no resuelto entre el Estado y el pueblo Mapuche.
Todo ello ocurre en un momento en que el país atraviesa por un escenario político, económico y social complejo. Con dos estados de emergencia en vigor (uno en el sur, en La Araucanía; y otro en el norte, en el centro de la crisis migratoria), una inflación histórica (que llegó a su nivel más alto en al menos 10 años) y la pandemia que lo sigue golpeando fuerte.
A lo anterior, se agrega que deberá gobernar sin mayoría en el Congreso. Boric, con un proceso constituyente en marcha que busca proponer una nueva Carta Magna para la nación sudamericana, tendrá que enfrentarse a una serie de retos que pondrán a prueba su capacidad política desde el comienzo de su gobierno.
Chile y sus problemáticas
Actualmente, a raíz de las protestas masivas de octubre de 2019, Boric —junto a otros políticos de distintas tendencias— firmó un acuerdo para cambiar la Constitución. La asamblea transcribirá una nueva Carta Magna. Esta deberá ser aprobada en julio de este año a través de un plebiscito de salida donde participará todo el país.
Asimismo, el conflicto Mapuche en estos últimos años ha escalado una violencia llamada «macrozona sur». En esta zona, los ataques incendiarios, quema de viviendas y la muerte tanto de mapuches como de agricultores y policías están presentes.
Finalmente, la crisis migratoria en el norte, tras la llegada masiva de migrantes provenientes de Venezuela y Haití, ha incrementado fuertemente los ingresos por pasos clandestinos. A ello se le suma los extranjeros irregulares a la lista de la informalidad.
Además, la crisis económica debido a la pandemia y la desaceleración generalizada impactó fuertemente en Chile. La actividad económica, en lo que va del año, registró una menor expansión a lo que esperaba el mercado. Según analistas, esto es un síntoma de un «frenazo económico» que podría golpear a los chilenos en los próximos meses.
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«Boric va a tener un rol clave en enfrentar el tema de la violencia. Muchos estarán observando lo que un gobierno de izquierda puede hacer en esta materia. (…) Tendrá que pensar en las dos perspectivas de este problema: la agenda de seguridad, de un lado, y los derechos humanos de los migrantes, de otro. El nuevo presidente tendrá que encontrar un equilibrio entre ambas«.
Pamela Figueroa, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Chile.