La deuda corporativa es aquel monto de dinero que han pedido prestado las empresas. Desde luego, es dinero que pueden conseguir a través de bancos, bolsa de valores, inversores de banca privada, entre otros. Aunque pudiera parecer lo mismo que deuda privada, no lo es. La deuda corporativa es una parte de la deuda privada, ya que existen otros agentes económicos que la integran, por ejemplo: los hogares y las instituciones sin fines de lucro. Al mismo tiempo, también puede formar parte de la deuda pública, ya que existen empresas que están participadas por el Gobierno. El mercado de renta fija corporativa seguirá pausado en lo que resta del año.
Menor confianza
La incertidumbre política pone en pausa planes de inversión y encarece el costo de financiamiento. Además del efecto sobre variables como el tipo de cambio o la bolsa de valores, la coyuntura electoral también afecta a la actividad económica mediante una menor confianza del sector empresarial. En efecto, los planes de inversión y contratación se paralizan al no contar con información sobre lo favorable o no que serán las políticas que implementará el gobierno. Con el gran riesgo político, probablemente estén detenidas las iniciativas de Capex [inversiones].
Costo de financiamiento
El costo de financiamiento puede ser definido como la tasa de rendimiento sobre proyectos de inversión que es necesaria para mantener invariable la cotización de las acciones de la empresa. Cada empresa tiene a su disposición un vasto surtido de métodos de financiamiento, cada uno de ellos con un costo explícito. A su vez, el contexto político ha elevado el costo de financiamiento. Por un lado, las tasas de la deuda soberana, usadas como base para el costo de financiamiento corporativo en soles, han tenido un incremento sostenido en lo que va del año. El riesgo político y cambiario ha elevado la tasa de interés exigida por inversionistas a los bonos soberanos.
Oportunidad en el ámbito internacional
El mercado internacional aún ofrece oportunidades de financiamiento atractivas. Su alto grado de liquidez y nula exposición al riesgo cambiario han permitido un aumento acotado en las tasas de interés. La tasa de interés para el bono del gobierno a 10 años ha subido 90 puntos básicos. Asimismo, existe apetito por deuda corporativa latinoamericana debido a mejoras en los márgenes de las compañías.
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