Este lunes, finalmente concluyó la presencia norteamericana en Afganistán después de 20 años de guerra y 16 días de un caótico proceso de evacuación. Sin embargo, lo que algunos consideran una victoria para los regímenes islámicos, puede resultar en un problema para países como Irán y Pakistán.
Tras la toma de Kabul por los talibanes, ambos Estados celebraron públicamente la victoria del grupo en Afganistán. El Primer Ministro pakistaní denominó el acto como la reconquista talibán de Afganistán «rompiendo las cadenas de esclavitud [estadounidense]». Por su lado, el presidente iraní calificó la derrota norteamericana como una oportunidad para la «seguridad y paz duradera» en la región.
Sin embargo, estos dos países vecinos de Afganistán saben que la victoria de este grupo puede acarrear problemas. Con varios grupos terroristas operando en territorio afgano, una crisis de seguridad preocupa a Teherán e Islamabad. Además, las dos naciones ya tienen más de 5 millones de refugiados, por lo que podrían enfrentar una nueva crisis humanitaria.
Al respecto, Pakistán dijo que no está preparado para aguantar una crisis migratoria, pero ya empezó a establecer campos de refugiados y a construir vallas fronterizas. Mientras tanto, el país advirtió a la Unión Europea que no podrá detener a los desplazados que intenten dirigirse al continente europeo.
Pakistán: aumenta el riesgo de crímenes transfronterizos
En los noventa, Pakistán fue un actor clave en la victoria de los talibanes durante la guerra civil afgana. Desde entonces, estos dos han tenido relaciones muy estrechas y Pakistán ha dado refugio a líderes del grupo que tomó Kabul. Estas buenas relaciones crean optimismo en Islamabad, ya que se cree que la historia entre los dos va a generar un gobierno pro pakistaní.
Aún así, algunas dudas existen sobre esto. Los talibanes pueden guardar rencor por el apoyo que Pakistán le dio a los Estados Unidos durante las ultimas décadas.
Adicionalmente, si los talibanes no crean un Gobierno que genere calma en una ciudadanía con gran división étnica, se podría reiniciar un conflicto armado. Un caos en Afganistán podría provocar problemas de violencia, extremismo, narcotráfico y trafico de armas en la frontera con Pakistán. Por ello, este último está intentando persuadir al grupo de instaurar un sistema más inclusivo y que combata el terrorismo.
Este último punto es particularmente importante ya que grupos como TTP (Tehrik-e-Taliban Pakistan), que declaró la guerra a Pakistán, aún operan en suelo afgano. Varios dirigentes y militantes fueron liberados por los talibanes y recientemente se registró una escaramuza entre fuerzas pakistaníes y agentes desconocidos en la frontera afgana que dejó dos soldados fallecidos.
Irán: viejo enemigo, nuevo aliado
La historia de Irán con los talibanes es más tensa, ya que los talibanes son un grupo sunita fundamentalista, mientras que Irán es mayoritariamente chiita, la rama opuesta del islam. Durante el primer régimen talibán, la población chiita de Afganistán fue fuertemente oprimida y víctima de masacres.
Sin embargo, en los últimos años, Irán ha apoyado a las ramas menos radicales de los talibanes en contra de los Estados Unidos. Irán ha sido el principal activista internacional en pro de la retirada norteamericana, lo que le da algo de esperanza a Teherán que intentará influenciar a los talibanes para crear un gobierno respetuoso de los chiitas.
Si los talibanes amenazan a chiitas Afganos o fallan al combatir a ISIS, se especula que la división Fatemiyoun, una unidad de soldados chiitas, pueda ser desplegada para intervenir en Afganistán. Los grupos más extremistas y conservadores del Gobierno Iraní ya se han mostrado escépticos ante una posible colaboración con los talibanes.
Aun así, Afganistán es clave en la economía iraní y con los talibanes puede que Teherán sienta la falta de dólares. Con Irán estando económicamente aislado, el anterior gobierno afgano, con su acceso a dólares americanos, le permitía a Irán obtener esta moneda fácilmente.
Ahora, con una economía desgastada por las sanciones americanas, el Gobierno iraní pide a los más de 2.8 millones de afganos en su territorio retornar a su país de origen.