Jovenel Moïse falleció esta madrugada producto de un ataque armado contra su residencia en Puerto Príncipe, la capital de Haití. Hasta el momento, según la versión brindada por el Primer Ministro, Claude Joseph, quien ahora asume el liderazgo de la nación, el crimen fue perpetrado «por extranjeros que hablaban inglés y español». Sin embargo, aún no se confirma la identidad de los responsables.
El jefe de gobierno interino anunció el decreto de un «estado de sitio» frente a la crisis de seguridad que ya enfrenta el país desde hace varios meses. Joseph calificó el acto de «inhumano, bárbaro y atroz», pero también llamó a la población a la calma asegurando que la Policía y Fuerzas Armadas tienen la situación bajo control.
El turbulento gobierno de Moïse
Con una suma de 20 gobiernos en solo 35 años, Haití es el país de la región con más gobiernos desde finales del siglo XX. En medio de esta turbulenta escena, Jovenel Moïse asumió la presidencia en 2017.
A inicios del presente año, las calles del país centroamericano se llenaron de manifestantes que pedían la dimisión del primer mandatario. Ello alegando que el quinquenio de Moïse debía terminar el 7 de febrero de 2021, cuando se cumplían los cinco años del fin del gobierno de su antecesor, Martelly, en 2016. Sin embargo, el presidente se atrincheró en el poder explicando que, debido a las acusaciones de fraude electoral que le impidieron tomar el poder en 2016, debía gobernar hasta 2022.
Durante su mandato, en octubre de 2019, suspendió por dos años las elecciones parlamentarias y, en enero de 2020, disolvió el Parlamento para gobernar por decreto. Además, se ha visto inmerso en escándalos de corrupción. Presuntamente, funcionarios de su gobierno habrían malversado US$ 3 800 millones en ayudas de PetroCaribe. El hecho, aún no esclarecido, agravó el descontento popular, recortando la poca legitimidad de la que gozaba Moïse.
Una de las últimas polémicas en que estuvo envuelto el presidente fue la convocatoria a un referéndum. El 26 de septiembre debía elegirse a su sucesor; sin embargo, el mandatario convocó en la misma fecha a un referéndum para aprobar una nueva Constitución. El proyecto no contaba con el apoyo de la oposición o la comunidad internacional, puesto que se sospechaba que el cambio podría permitir una reelección.
Rápida reacción latinoamericana
El asesinato del Jefe de Estado haitiano ha sacudido a la comunidad regional. Desde esta mañana, diversos mandatarios han manifestado sus condolencias por la muerte del presidente y la hospitalización de su esposa, quien también se encontraba en la vivienda en el momento del ataque.
República Dominicana, país vecino, fue uno de los más rápidos en tomar acción. El gobierno de Luis Abinader decidió cerrar la frontera que conecta a ambos territorios centroamericanos para evitar el tránsito de migrantes y mercancías. Asimismo, anunció que ha convocado a los principales jefes del Ejército a una reunión de emergencia decidir la reacción de su país frente al acontecimiento.
Los presidentes de México, Chile, Ecuador y Bolivia también se pronunciaron ante la situación. Los gobernantes manifestaron su preocupación por el acto que podría afectar el orden democrático y pidieron esclarecer los hechos. Por su parte, el primer mandatario colombiano, Iván Duque, solicitó la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) tras calificar el asesinato de Moïse como un «acto cobarde y lleno de barbarie».
Rápidamente, el Secretario General de la OEA emitió un comunicado condenando el ataque criminal que pretende «socavar la estabilidad institucional del país». Sin embargo, aún no ha informado de la toma de ninguna medida en específico por parte de la organización regional.
¿Qué podría suceder con Haití?
Para analizar la polémica, El Gobierno conversó con Francisco Belaúnde. Según explicó el analista y profesor de política y derecho internacional, Haití puede considerarse un ‘Estado fallido’. Ello debido a que el país «tiene un funcionamiento institucional muy precario y hay una crisis política».
Además de los múltiples periodos de dictadura y gobiernos inestables, Belaúnde recalcó que otros factores, como los desastres naturales y el crimen organizado, también han agravado la situación en Haití. El analista explicó que, en medio de la complejidad del contexto haitiano, incluso «se puede desatar una guerra civil».
En cuanto a los responsables del asesinato, señaló que «no parece probable que sean extranjeros». Para Belaúnde, es más probable que la situación sea netamente interna. En esa línea, recordó que meses atrás «el presidente declaró que habían grupos que querían matarlo y mencionó a una empresa eléctrica». Efectivamente, en una entrevista al diario El País, el mandatario aseguró que la familia Vorbe, dueña del sector eléctrico, estaba intentando perpetrar un golpe de Estado y asesinarlo.
«El golpe de Estado no es un hecho puntual, sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los Gobiernos eran títeres de los grupos económicos, pero esto hoy no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables. Un pequeño grupo de oligarcas están detrás del golpe y quiere apoderarse del país».
Jovenel Moïse
Finalmente, en cuanto al rol de la OEA, el especialista señaló que la acción del organismo es complicada mientras no esté claro la situación del gobierno de Haití. A pesar de dicha dificultad, no descartó una posibilidad de mediación. Explicó que la OEA «podría intentar mediar para encontrar una solución pacífica» a la controversial escena política del país centroamericano.