El tiempo transcurre y nos encontramos a puertas de celebrar el bicentenario. A pesar de la inestabilidad política de largas décadas, hemos logrado sobresalir en materia económica. Por ello, la inflación siguió ubicándose dentro del rango meta, de 2 % a 3 %, y el rating país se posicionó en 1.52% siendo el más baja de la región. De modo que, según los datos, hemos logrado una evidente solidez macroeconómica; sin embargo, la competitividad en las regiones aún presenta gran barrera.
El Índice de Competitividad Regional (Incore)
El Incore hace posible evidenciar una diferencia notoria con respecto al entorno económico, infraestructura, salud, laboral, educación e instituciones. En referencia con ello, los primeros puestos se lo llevaron Lima, Moquegua y Tácna, respectivamente siendo así los más competitivos. Por el otro lado de la moneda, se encuentra Puno, Cajamarca y Huancavelica, que decepcionó otra vez, por tercer año consecutivo, ya que obtuvo el último puesto con un 92% de PEA ocupada y un 11,6% de accesibilidad crediticio en la región.
La gráfica nos permite evidenciar la gran diferencia entre los departamentos más competitivo y menos competitivo. En términos relativos, Lima es 2,7 veces más competitiva que Huancavelica. Esto termina de esclarecer la diferencia existente en los departamentos.
Reflexión
Nuestro país cuenta con una riqueza natural destacable, la cual tiene el potencial para reducir la brecha de competitividad departamental. Todo está en las manos de los gobernantes que no han sabido optimizar los recursos y tienen una deuda con los ciudadanos. Un claro ejemplo es el del canon minero.
Esperamos que el gobierno del bicentenario pueda asumir los grandes retos de tal materia y, de igual manera, sostener los niveles macroeconómico para satisfacer las necesidades de la población.