Desde inicios del 2020, las consecuencias del COVID-19 no han variado de manera favorable para los peruanos, específicamente en el tema laboral. Según la INEI, en tal año, la PEA ocupada se redujo en un 13 % siendo este su peor desempeño desde el 2009. No obstante, no es inesperado al considerar la contracción económica que provocó la pandemia, pues el PBI cayó en un 11,1 %.
Desgraciadamente, el año pasado, dicho desempeño afectó los avances en la reducción de la informalidad, ya que alcanzó 75,3 %. Si bien las empresas con más de 20 trabajadores, las cuales concentran la mayor parte de los empleos formales, llegaron a implementar medidas para aliviar la pérdida de puestos formales. Estas no fueron suficientes para modificar el resultado.
Por esa razón, la demanda de empleo formal continúa sin recuperarse, a pesar de que el efecto de la pandemia ha comenzado a desvanecerse. Pero aún falta dar pasos considerables para llegar a recuperar el empleo. De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo – MTPE , es probable que la demanda de puestos laborales en las empresas privadas se reduzcan a 41,725, cuando en años anteriores las cifras eran más del doble. Para revertir está situación, será necesario que el Gobierno implemente políticas adecuadas para reactivar los sectores más afectados por la pandemia, mas no imponer mayores restricciones.