El Pontífice aterrizó este viernes en Bagdad, donde comenzó un viaje de tres días a través de seis ciudades. Por primera vez en la historia, un Papa visita la cuna de la cristiandad envuelta en las guerras y tensiones geopolíticas que aún continúan marcadas por la violencia del grupo Estado Islámico (EI).
Un viaje peligroso que toma presencia en el contexto de pandemia, acompaña al Papa argentino de 84 años, tomando siempre en consideración las altas medidas de bioseguridad. Asimismo, este es el primer viaje del soberano desde el inicio del COVID-19 tras haberse vacunado, al igual que la multitud de periodistas y eclesiásticos que lo escoltan.
Cuna de Abraham
En el momento que los yihadistas de EI ocuparon Mosul en el año 2014, el Papa Francisco brindó su apoyo a la campaña militar internacional para reforzar las fuerzas iraquíes. En el 2019, el soberano pontífice condenó la represión sangrienta de una revuelta popular por el poder que sacudió todo Bagdad y el sur de Irak.
En esta región, la cual es considerada como el hogar del profeta Abraham, el día sábado el soberano celebró el encuentro interreligioso anunciado por el programa oficial del viaje.
Irak ya estaba en los planes del Vaticano
En el año 2000, el ex dictador Saddam Husein, no permitió cumplir los deseos de San Juan Pablo II, que contaba con hacer una peregrinación al país. Diecinueve años después, el patriarca de la Iglesia caldea de Irak, Louis Sako, obtuvo del presidente iraqui Barham Saleh una invitación oficial dirigida al Papa para venir a ¨curar ̈ al país de la violencia.
La llegada del COVID-19 retrasó el viaje, pero ni el confinamiento ni el resultado de que el embajador del Vaticano en Bagdad diera positivo por coronavirus han hecho cambiar el programa. El Papa emérito Benedicto XVI juzgó a este viaje como ¨muy importante¨ pero también ¨peligroso¨, tanto por razones de seguridad como a raíz de la pandemia.
Un impacto enorme
El Papa recorrió cerca de 1.650 kilómetros principalmente en avión. En todo su trayecto se han colocado mensajes de bienvenida y llamados a la coexistencia. ¨El mensaje del Papa es decir que la Iglesia está al lado de los que sufren¨, explica a la AFP el arzobispo caldeo católico de Mosul y Aqra, Najeeb Michaeel.
La comunidad cristiana de Irak es una de las más antiguas y de las más diversas, en la que destacan los caldeos -católicos-, los armenios ortodoxos y protestantes. En los tiempos de la dictadura de Saddam Hussein (1979-2003) había cerca de 1,5 millones de cristianos. Pero en la actualidad quedan a lo mucho 400.000, 1% de la población, calculada por una ONG local de defensa de las minorías.
Una agenda ocupada
El programa papal es tan ambicioso como histórico. Esta comenzó con su visita a la Catedral de Nuestra Señora de la Salvación Bagdad, la cual fue escenario en 2010 de un ataque suicida del Estado Islámico durante una misa dominical que dejó más de 50 muertos. Asimismo, estuvo presente en Najaf, uno de los lugares de peregrinación mas sagrados del Islam chiita, después de La Meca y Medina. Aquí, se reunió con Ali al-Sistani, líder de los musulmanes chiítas en Irak. Muy cerca de aquel lugar, se encuentra la tumba del profeta Ezequiel. De la misma forma, en Ur, ubicado en el sur de Irak, se ubica el lugar de nacimiento de Abraham según la Biblia, ahí el Papa brindó un discurso en un encuentro interreligioso sobre la importancia de este personaje para las tres principales religiones monoteístas.
Por otro lado, en la Catedral Caldea de San José en Bagdad se ofreció por primera vez una misa en rito caldeo celebrada por un Papa. Los caldeos eran dos tercios de los cristianos iraquíes antes de la violencia del Estado Islámico. Además, el pontífice llegó hasta la llanura de Nínive, lugar en donde el ISIS libró una campaña genocida contra cristianos, yazidíes y otras minorías. También, en la Catedral de la Inmaculada Concepción cuya Iglesia fue profanada y casi destruida, el Papa rezó el Ángelus. Finalmente, en su última noche, se celebró una Misa en el estadio Fransi Hariri de Erbil.
Una nueva esperanza
Este viaje es tan peligroso como histórico. Peligroso porque en Irak la incidencia de casos de coronavirus ha incrementado en los últimos meses; también, porque el país está sufriendo una ola de ataques entre Estados Unidos y las Fuerzas de Movilización Populares (FMP). Además, aunque el Estado Islámico fue derrotado militarmente hace tres años, en territorio iraquí continúan escondidos yihadistas en células durmientes.
La visita de su santidad sirve para apoyar a los cristianos en Irak y poder decirles que no han sido olvidados. ¨Era un deber visitar esta tierra martirizada¨, sostuvo el pontífice argentino. Para el gobernador de Nayaf, Louai al – Yasseri, se trata de una visita histórica, ¨Se habla de un jefe religioso seguido por el 20% de la población mundial: su visita significa mucho, su encuentro con el gran ayatolá tendrá un impacto enorme¨, mencionó.
No cabe duda que el viaje realizado por el Papa Francisco será guardado en la memoria de muchos cristianos en Irak, una minoría que sobrevive y prospera a lo largo de los años. A pesar de las tensiones económicas, sanitarias y geopolíticas, esta impresionante jornada fue todo un éxito que culminó el día de hoy visitando Mosul, Quaraqosh y Erbil. Con el caluroso recibimiento de los iraquíes, el pontífice les dejó un mensaje de esperanza tras años de dolor y persecución. En medio de la violencia que sigue sacudiendo Medio Oriente, este viaje cumplió el sueño de San Juan Pablo II y uno de sus principales objetivos: hacer historia.