Recientemente nuestro primer ministro y actor, Salvador del Solar, declaró que “¡no hay presos políticos!”.
Está bien, presidente del gabinete, pero… ¿por qué la lideresa de oposición está entre rejas? Haré recuento: a) presa; b) líder de la oposición; c) de los investigados más conocidos (con excepción de Villarán) es la única cumpliendo prisión preventiva; d) no hay sentencia; e) no hay acusación fiscal y; f) ningún medio masivo habla de la situación.
Hemos decidido como país decir que no hay persecución política porque el homologo de Vizcarra en Uruguay lo negó. En otras palabras, la tesis de Del Solar se respalda con las palabras de un hombre que nada tiene que ver con nuestro país; un hombre, que, por cierto, es de una izquierda frente amplista.
Hay escándalo por Keiko y sus 0 denuncias, la gente sale a marchar, a maldecir a su familia; pero dónde quedan las más de 40 denuncias de nuestro mandatario -casi mesías de la corrupción-. Es decir, por un lado, el control ejercido por los medios critica y busca realizar una persecución mediática contra Keiko por apellidarse Fujimori; pero nadie se indigna por el problema de Martín. ¿Amor al país u odio a un apellido?
Verdad, la persecución política es negada por algunos; sin embargo, el presidente interrumpe su reunión en Brasil cuando dos muy cuestionables fiscales son removidos por el Fiscal de la Nación. Vayan hilando: a) dos cuestionables fiscales junto a un juez tipo “Robespierre” encierran a Keiko; b) el juez es removido de su cargo porque dejo de ser juez y se volvió parte declarando que quería encerrar a Keiko; c) Chávarry es perseguido político y mediáticamente; d) Chávarry saca a los fiscales que habían esquematizado como meter a Keiko a la cárcel y; e) Vizcarra llega a Lima corriendo y arremete contra la autonomía del Ministerio Público.
En nuestro país pasa algo y nadie quiere verlo. El problema se ha perpetuado y se muestra invariable en el tiempo. No porque un par de amigos de Vizcarra, IDL y otras ONGs con intereses en nuestro país niegan la existencia de persecución política significa que no exista.
Me indigna la situación. Es aberrante que en un país le pongan al año un nombre como “Año de la lucha contra la corrupción” y lo haga alguien que contrató con la empresa que tiene culpa de dicha corrupción.
Lo dije en una de las primeras columnas que redacté: “hay que ver más allá de lo evidente para entender la realidad de las cosas”, si no ejercitamos esa mirada más profunda el futuro de nuestro país corre riesgo.