La situación en Rusia se mantiene en el ojo de la tormenta. La detención del líder opositor Alexei Navalny provocó una serie de reacciones que culminaron en grandes protestas el día domingo. Tras los marcados episodios de violencia entre la policía y los manifestantes, alrededor de 3500 personas fueron detenidas.
Protestas sin precedentes
El llamado a la protesta tuvo una escala sin precedentes. Más de 100 ciudades participaron. Entre las más importantes están Moscú y San Petersburgo, lugares donde ocurrieron la mayoría de las detenciones.
Según Valeri Fadeyev, presidente del Consejo Consultivo para los Derechos Humanos del Kremlin, todos los detenidos están libres. Sin embargo, la policía anunció que continuarán las investigaciones contra los sujetos que agredieron a la policía durante la protesta. Asimismo, la fiscalía aseguró que también tendrán en cuenta la violencia ocasionada por las fuerzas del orden.
El ministerio público sustentó su decisión gracias a un video difundido por medios locales. En este, un policía agrede brutalmente a una mujer por increparle la detención de un manifestante desarmado. Se sabe que la mujer, identificada como Margarita Yudina, terminó hospitalizada con una lesión en la cabeza.
“Estados Unidos condena enérgicamente el uso de duras tácticas contra manifestantes y periodistas este fin de semana en ciudades de toda Rusia”, escribió el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price. Asimismo, exigió a las autoridades rusas que liberen a todos los detenidos para que ejerzan «sus derechos universales».
Además, el Departamento de Estado, instó al Kremlin a colaborar con las investigaciones internacionales sobre el envenenamiento de Navalny, para que pueda finalmente detallar de manera creíble el uso del arma química.
¿Una nueva Rusia sin Putin?
El gran evento de este fin de semana ha demostrado que más personas están convencidas en un cambio para Rusia. Mientras Putin se presenta como una figura aparentemente inamovible, Navalny refleja fuerza, aversión estatal y susceptibilidad.
Tras la publicación de una investigación de Navalny, que asevera la existencia de un supuesto palacio construido para Putin a orillas del Mar Negro. Y a pesar de las numerosas acusaciones propagadas por el Kremlin contra él. Decenas de miles de personas en Rusia han inclinado sus balanzas políticas.