Estamos a casi nada de las Elecciones Generales del 2021 y todavía son muchos candidatos los que no presentan un plan de gobierno estructurado y definido. En sus entrevistas presentan ideas o pinceladas generales de propuestas sobre la pandemia y cómo volver a reactivar la economía. La gran mayoría -por no decir todos- se enfocan en los megaproyectos de inversión pública que podrían inyectarle a nuestra alicaída economía la adrenalina que necesita.
Lo que hasta ahora nadie dice con mas detalle es cómo combatir no solo la corrupción enquistada en el aparato de contrataciones del Estado, sino también la ineficiencia que, hoy en día, es inherente a la gestión pública.
Según datos del BID, el Perú tiene una ineficiencia del gasto público de aproximadamente 2.5 % del PBI, que es mas de lo que crecimos en el 2019. En otras palabras, desperdiciamos más de lo que crecemos. Esto, sin tomar en cuenta este año (2021) las proyecciones de crecimiento son menos optimistas.
Definitivamente hay un conjunto de medidas a tomar en consideración como el ahorro fiscal y la reducción de las planillas estatales; sin embargo, ello no basta. Hemos de enfocarnos en las inversiones y para esto tenemos que considerar varios factores y tomar como un buen ejemplo a los Juegos Panamericanos del 2019.
Los Panamericanos, contratos colaborativos y la PMO
El éxito que se vio en la gestión de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019 para la construcción en tiempo récord y con un presupuesto menor al estimado inicialmente, se sustentó sobre los 2 pilares fundamentales: los contratos Colaborativos NEC y las Oficinas de Proyectos o PMO’s.
Por un lado, los contratos colaborativos NEC’s (New Engineering Contract) han permitido que los cambios en los alcances del proyecto sean consensuados entre las partes, que las controversias se negocien y, por tanto, se resuelvan rápidamente e, inclusive, que se propongan incentivos en mejoras del costo y el alcance de los proveedores. En tanto, las Oficinas de Proyectos han brindado información centralizada, así como métricas e indicadores de eficiencia, aspectos legales, seguimiento y control.
Todo lo mencionado se ha dado bajo un contrato Gobierno a Gobierno (G2G) con el Reino Unido y se ha replicado este funcional modelo en el proyecto especial de la reconstrucción con cambios. Por ello, se nos hace imperativo pensar que estas buenas practicas deben de ser adoptadas de manera transversal en las demás entidades del Estado como lo son ministerios, gobiernos regionales e incluso en algunas municipalidades de las urbes más pobladas del país.
El escenario tras la pandemia
Los años siguientes tendremos un escenario de recursos limitados en el presupuesto público. Esto, nos obligará a tener que buscar eficiencia en los proyectos de inversión y mejora interna para cada nivel del estado. Una PMO es de gran ayuda para buscar apalancar la mejora continua. Por tanto, si vamos a pensar en implementar una de manera institucional, no será posible trabajar el formato G2G con RU, sino una propuesta estable bien estructurada.
Según información del Project Management Institute (PMI) de Estados Unidos, tener una PMO institucional hace que la ejecución de los proyectos estratégicos sea 4 veces mas eficiente. Este escenario es muy distinto al pandémico, donde vemos al Ejecutivo comunicar estrategias que, a la larga, nunca se llegan a implementar adecuadamente.
Queda en los candidatos y el futuro gobierno el plantear medidas serias en esta materia para los años que vienen.