El 2 de octubre se aplicaron las nuevas restricciones impuestas por el Ministerio de Sanidad en la ciudad de Madrid y en nueve municipios debido al crecimiento de casos por coronavirus. Dichas medidas fueron rechazadas por los madrileños y han ocasionado malestar e incertidumbre entre los ciudadanos en el primer día de confinamiento.
A pesar de las nuevas normas, el día sábado se observó con normalidad a los ciudadanos en las calles haciendo actividades físicas y caminando por los parques. La segunda ola de la pandemia en España no afectó solamente a la salud pública, sino que también perjudicó a las grandes empresas, microempresas y comerciantes.
Las restricciones impuestas permiten que los madrileños solo puedan transitar dentro de su territorio y no salir de la capital debido a que las calles están fiscalizadas y controladas por las autoridades de Madrid. Algunas de estas desconocen la razón del por qué cambiaron las medidas que estaban funcionando correctamente.
Los pequeños empresarios califican como “absurdo” el cierre de las fronteras de la ciudad y temen cerrar nuevamente sus negocios por escasez de clientes. “Da igual estar abierto o cerrado, desde hace tres o cuatro días está todo muy mal, ayer no entró nadie”, explicó una ciudadana que renta una joyería desde 1999. “La gente no tiene ganas de comprar, y menos a nosotros, estamos al final de la cola», refutó. Una dueña del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) declaró que las nuevas restricciones son un despropósito para la economía.
Por otro lado, la Policía Nacional y la Municipalidad son los encargados de fiscalizar la salida de la ciudad y verificar que los ciudadanos de Madrid cumplan con las nuevas normas. Sin embargo, no existe ni una ley que multe a las personas que incumplan estas medidas hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid lo respalde legalmente.