La plataforma de streaming realiza un lanzamiento para Halloween
¿Qué tiene la sustancia?
“La Sustancia” cuenta la historia de Elisabeth Sparkling (Demi Moore), una reconocida estrella del entretenimiento que al llegar a los 50 años es despedida de su programa de TV. La edad se manifiesta en este largometraje dirigido por Coralie Fargeat como un conflicto del personaje en sí mismo y también de la sociedad que mira con ojos de castigo la vejez. Entre una crisis de valores, y la sed de permanecer en el estado de “eterna juventud” la protagonista es captada por el ofrecimiento de realizar un tratamiento de inyecciones que le permitirá no solo volver a ser joven, sino una versión mejorada de sí misma.
La desesperación hace que Elisabeth Sparkling abuse de la sustancia de su “otra yo” personaje llamado “Sue” representado por Margaret Qualley que equivale a su propia juventud.
Ambas son la misma persona, pero distorsionan su realidad corporal frente a la mirada ajena, sobre la cosificación de la mujer y el machismo que existe en los medios de comunicación que demandan cuerpos y no talentos.
LEE TAMBIÉN: Lo nuevo de Desigual por M. Christian Lacroix
La belleza del horror
Celosa de sí misma, la protagonista decide competir con su propia juventud, Elisabeth defiende su trayectoria, mientras que Sue dentro de su propio cuerpo tiene ambición de principiante y defiende la posibilidad de participar del medio televisivo.
La televisión se burla de “lo vieja que esta Elisabeth” mientras todos aman a Sue por la poca ropa que lleva y aplauden su belleza que entretiene dentro de un banal programa de gimnasia y zumba.
Ambas actrices realizan una excelente interpretación ya que constantemente realizan una transfusión de sus cuerpos por medio de las inyecciones, donde la intensidad de la actuación es notoria. Un gran aprendizaje para Demi Moore, que es consciente de representar a una “bomba sexual “de los ochenta. Durante la película se hacen más impactantes estas inyecciones porque nos mantienen alertas del desarrollo de la película. Ambos personajes deben negociar el tratamiento para realizar los cambios de cuerpo, mientras que la propia juventud de Elisabeth la abusa al no cumplir con el pacto, y ella comienza a envejecer al extremo. La sustancia las empieza a distorsionar hasta transformarlas en monstruos.
La dirección de arte de la película realiza la incorporación de los lenguajes simbólicos, del Body Horror donde subraya los aspectos psicológicos de los personajes frente a los medios de comunicación. La visión de lo grotesco, como estética se envuelve con un impecable sonido, que nos conecta con el pulso del personaje y sus alteraciones.
La sustancia es una película “Body Horror” que demuestra nuestra realidad , que naturalizamos a la belleza como deformidad , y exigimos a las cirugías como un último recurso para permanecer y no morir en el mundo del espectáculo.