Mazoud Pezeshkian, perteneciente a la facción reformista Iraní, venció al principalista Saeed Jalili el pasado 5 de julio en la segunda vuelta de las elecciones en Irán. Estas elecciones ocurrieron dada la muerte del entonces presidente Ebrahim Raisi.
Elecciones no esperadas
Las elecciones que dieron por vencedor a Pezeshkian ocurrieron en un contexto poco esperado en Irán. Esto tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi en un accidente aéreo el pasado 19 de mayo en el norte de Irán. Junto a él, viajaban también el ministro de relaciones exteriores Iraní, Hossein Amir-Abdollahian, así como autoridades de la región de Azerbaijan Oriental, provincia donde ocurrió en accidente.
De esta manera, se convocaron a elecciones anticipadas en un país regido por una estricta observación de la ley islámica, o Sharia. Diversos candidatos se presentaron como potenciales contendores a la presidencia, entre ellos Mahmoud Ahmadinejad, presidente entre 2005 y 2013. Sin embargo, su candidatura fue denegada por el influyente Consejo de Guardianes, órgano vigilante de la ley islámica y el cual juega un rol similar al de una corte electoral en este contexto. Como resultado, se aprobaron solamente seis candidaturas. La mayoría de estas eran de corte «conservador o ultra-conservador«, como reveló el medio qatarí Al-Jazeera.
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Elecciones peculiares
Irán tiene como principal peculiaridad política el hecho que es un teocracia. De esta manera, el sistema político, en vez de tener partidos políticos tradicionales, esta compuesto por facciones, dando nombre así a lo que se conoce como faccionalismo. De esta manera, los distintos partidos se adhieren a una facción en la representación política del país, lo cual es producto de su filiación más o menos conservadora a los ideales del régimen teocrático. En el contexto de esta elección, el principal grupo político en Irán era la facción Principalista, la más conservadora, ocupando la mayoría absoluta en el parlamento Iraní, la Asamblea Consultiva Islámica.
A pesar del peso político de los principalistas, Mazoud Pezeshkian logró vencer con un 54.76% de las preferencias. Esto se contrapone al 45.25% logrado por el principalista Jalili. Vale la pena mencionar que en esta elección participaron más de 61,000,000 electores.
¿Qué significa esto para occidente?
Irán es uno de los pocos países del mundo que no cuenta con una representación diplomática de los Estados Unidos. Esto dadas las tensiones existentes entre ambos estados tras la Revolución Islámica de 1979, cuando la misión norteamericana fue expulsada, al estar vinculado al viejo régimen monárquico Iraní. Desde entonces, ambos países no cuentan con relaciones formales y, por consiguiente, ha derivado en una relación tensa y poco cordial entre EEUU y Occidente con Irán.
En su campaña, Pezeshkian dejó en claro que, para poder abandonar el estancamiento económico en el cual el país se encuentra, es necesario aligerar las sanciones internacionales que pesan sobre Irán como resultado de su programa nuclear. Esto, según el flamante presidente, puede ser hecho solo a través de la ruta diplomática. Esto sugiere que el nuevo presidente podría intentar reposicionar a su país en la arena internacional con relación a sus posturas sobre Occidente. Adicionalmente, podría intentar también aligerar las tensiones regionales en el Medio Oriente, donde Irán a jugado un rol de apoyo a grupos insurgentes de corte Islámico como Hamás y Hezbollah, organizaciones categorizadas como terroristas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
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Próximos meses serán claves
De esta manera, es esperable que tanto la Unión Europea como los Estados Unidos puedan tener un acceso más sencillo al régimen Iraní. Con esto, en el corto plazo, podrían esperarse negociaciones con la finalidad de reducir las tensiones militaristas en el Medio Oriente. Así también como planes de contención del programa nuclear Iraní a mediano y largo plazo.
Es importante mencionar que, a pesar de ello, no será tarea fácil. Como ya ha sido explicado, el liderazgo político Conservador en Irán permanece mayoritario, lo cual podría significar un problema para cualquier intento reformista de Pezeshkian. Adicionalmente, la potencial elección de Donald Trump en las venideras elecciones en los Estados Unidos dan volatilidad a estas posibilidades de negociación. Ante esto, la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas en Setiembre serán de gran importancia para intentar predecir hacia donde irán las relaciones entre Occidente y Teherán.