La reina Isabel II de Inglaterra ha fallecido a los 96 años en el castillo de Balmoral, en Escocia, al que se desplazó toda su familia para darle un último adiós. Este jueves, sus médicos reconocían la preocupación por el estado de salud de la monarca, cuya última aparición pública fue hace dos días al recibir a la flamante primera ministra conservadora, Liz Truss.
Su muerte es el fin de un longevo reinado que, en suma, significa un recorrido de 70 años y 214 días de un reinado marcado por el sentido del deber y la convicción para dedicar la vida al trono y su pueblo. Su figura ha formado parte de los más grades e imponentes acontecimientos del siglo XX. Vivió momentos críticos y de gran felicidad, desde la Guerra de las Malvinas hasta la formación de una extensa familia real.
Su llegada al trono
Isabel II no fue heredera natural del trono. Su futuro como soberana fue una consecuencia de la abdicación voluntaria de su tío Eduardo VIII. Su renuncia llevó al padre de Isabel, Jorge VI, a asumir como monarca en 1936.
La muerte de su padre fue trágica por la pérdida de un familiar, pero también fue un punto de inflexión entre las horas donde podía hacer lo que quería antes de lo que debía. El sentido del deber, como mencionamos, fue un piar del reinado de Isabel II, u eso fue así desde el fallecimiento de Jorge VI en Sandringham.
La difunta monarca británica había partido a Kenia como princesa, pero regresaría convertida en reina. Su coronación fue el 2 de junio de 1953, pero en febrero de 1952 ya era la soberana del Reino Unido.
Recibir la corona fue un hecho histórico, magnífico y un simbolismo inigualable; sin embargo, el peso de la corona no solo fue simbólico para Isabel II, sino material. Kilos de oro, zafiros, esmeraldas y perlas pueden ser hermosos a ojos de quienes ven una corona; pero riesgosos para el cuello de quien la porta.
El adiós de la reina
El fallecimiento de la monarca se produce un año después de la partida de su marido, Felipe de Edimburgo. Pese a continuar durante meses con su intensa actividad, la reina pasó una noche en el hospital en 2021 con síntomas de agotamiento y su salud no volvió a ser la misma desde entonces.
La monarca ha partido, pero la historia mantendrá su recuerdo en los corazones de millones de británicos y otros admiradores de su majestad la reina Isabel II: la longeva soberana del Reino Unido.