El sobrino nieto del histórico líder del APRA, Roque Benavides, orienta las páginas de Docencia y decencia hacia una narración desde la familiaridad. En colaboración con Lucio Vásquez, el proyecto parte de determinados antecedentes literarios. Cuenta que al leer el libro del doctor Luis Alberto Sánchez, Víctor Raúl, el político, sintió una necesidad de hablar de Haya integralmente: «(…) dije ‘¡caramba!’, yo conocí a otro Víctor Raúl, a un extraordinario ser humano (…). Había que escribir algo sobre él, más allá de lo político». Así, presentó un primer libro: Víctor Raúl, el ser humano, que hoy constituye solo un capítulo de la reciente publicación.
De cara al deterioro de la politiquería peruana y la ausencia de militancia juvenil, insiste en su intención de dar a conocer la vida de políticos de antaño. El rumbo de la trayectoria política de Fernando Belaúnde Terry, Luis Bedoya, Haya de la Torre, entre otros, son algunos de los temas que atraviesan en sus páginas. La obra se titula Docencia y decencia, «porque Haya fue más que un político, fue un hombre que enseñó de política con una gran transparencia». El autor confiesa su interés en resaltar la memoria de Haya para recordar la virtud que tenía, ausente en el escenario político de hoy.
Con la oportunidad de haber conocido la política de cerca a través de una figura tan importante como lo fue en vida Haya, Roque Benavides reafirma la necesidad de contribuir a la construcción de un mejor escenario político: apasionado, honesto y convencido. Nos cuenta a través de sus páginas que «Haya de la Torre no pedía ser candidato; se hubiese quedado en las cuatro paredes del partido aprista enseñándole a los jóvenes para que ellos incursionen directamente».
De acuerdo a Benavides, la constante crítica popular hacia la «ociosidad» de Keiko Fujimori nos invita a recordar que la política es, en sí, un oficio. Hoy en día, faltan personas que se dediquen a ella y a la docencia que involucra su verdadero ejercicio. Él mismo reconoce su falta de valentía para involucrarse. Haya lideró alguna vez ese apostolado, viéndose injustamente rezagado en el recuerdo.
«Se le considera simplemente el candidato. ¡Su candidatura fue lo menos importante de él! (…) Haya vivió cárcel, destierro; vivió convicción de sus ideas políticas y, por supuesto, vivió la docencia con los jóvenes del partido aprista», sostiene el empresario.
Respecto al futuro y la trayectoria reciente del APRA, respondió con incertidumbre. El valor de las enseñanzas del máximo líder aprista, no ensombrecen sus críticas hacia los representantes actuales del partido. Sobre la pérdida de capital político del aprismo, Roque manifestó que «si el partido aprista no está al nivel necesario, va a ser difícil que sobreviva».
Pese a ello, se mantiene firmemente creyendo en la trascendencia de las ideas hayistas y de la importancia de fortalecer la institucionalidad política nacional, a partir de los entrañables partidos de base.
Decencia y docencia representa un gesto de cariño y admiración hacia un hombre que le dio muchos consejos durante de sus últimos años de vida, quién «era la sabiduría andante». Con profunda convicción, Roque Benavides confiesa: «Yo soy seguidor de mi tío Víctor Raúl».